Por: Emiliano La Pointe Pineda
Cuando de representativos
aztecas mundialistas se trata no tengo que pensarlo ni un segundo, el combinado
que participó en Estados Unidos 94 es lo mejor que me ha tocado ver.
Sin embargo no voy a
profundizar en aquella selección, la que avanzó en primer lugar del llamado
“grupo de la muerte”, sino de las circunstancias que -creo yo- se mezclaron
como pócima de alquimia para literalmente reverdecer al equipo de todos.
Empecemos por Antonio
Moreno, un profesional del periodismo deportivo que realizó una investigación
con la que se develó el infame “cachirulazo”. Dicho escándalo generó sanciones
en Concacaf y después, gracias a la ineptitud de los hombres de pantalón largo,
el castigo se amplió desde la FIFA.
Las repercusiones fueron
fatales para el balompié nacional pues México perdió toda posibilidad de
disputar el mundial de Italia 90. Este cisma sacudió por completo la
estructura administrativa del fútbol mexicano, por lo que los directivos se
vieron en la necesidad de replantear las estrategias que ese deporte debía
seguir dentro y fuera de la cancha.
Es así como apostaron por
traer a César Luis Menotti, quien revolucionó el planteamiento de partido y la
mentalidad de los seleccionados. Lamentablemente algunas cuestiones extra
cancha derivaron en la renuncia de “el Flaco”. Pero entonces se acudió al que
fuera uno de los mejores y más jóvenes estrategas nacionales de esa época,
Miguel Mejía Barón.
“El doctor” terminó de
consolidar el proyecto iniciado por el sudamericano, y supo aprovechar al
máximo a la generación de felinos universitarios, a los que hizo campeones en
1991. Jugadores emblemáticos como Jorge Campos, Luis García, Ramírez Perales,
García Aspe y Claudio Suárez fueron la base del conjunto que asistió a Estados
unidos 94.
Además, futbolistas
entregados como Miguel España, David Patiño, Luis Flores y el propio Hugo
Sánchez fueron convocados en algún momento del proceso 91-94 para portar la
verde.
En total, si no olvidé
ingratamente a alguien, son nueve hombres que en su paso por C.U. convivieron
con Ricardo Ferretti, a quien seguramente le aprendieron mucho pues él comandó
a los Pumas que vencieron a un América espectacular y coronaron una sensacional
temporada en la que además de campeones, los del pedregal fueron líderes
generales, el equipo más goleador, la mejor defensa y, por si fuera poco,
tenían en sus filas al mejor artillero del país.
Esa gran generación
surgida de la cantera universitaria, complementada con elementos como Luis
Roberto Alves “Zague”, Benjamín Galindo, Ramón Ramírez y Nacho Ambriz, quienes
destacaban por su efectividad, clase, desequilibrio o liderazgo, conformaron en
toda la extensión de las palabras una selección y un conjunto nacional.
De esta manera la
formulación para obtener una escuadra realmente competitiva y profesional, que
rebosaba calidad y carisma, requirió de una prensa zagas y crítica, un toque de
estrategia pampera y un ejemplo de carácter amazónico, pero sobre todo del
escándalo por no participar en una copa mundial y su consecuente limpia
federativa.
Vaya maldito el momento en que el fairplay y la competitividad de
los norteamericanos dejaron fuera a Panamá. Ya nunca lo sabremos, pero quien
quita y el trauma de no ir a Brasil nos ponía a tono para Rusia 2018.
3 comentarios:
Y tambien contribuyo en mucho para ese replanteamiento el que se le quito el control de la seleccion a Televisa. Gracias a Maurer e Ibarra, hoy tal cosa luce casi imposible.
Que mal artículo! No dice nada...
Coincido y gracias a Maurer se consiguio la invitacion de Conmebol para las copas Americas, ya que sin esas participaciones el futbol nacional profesional estaria muerto...
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