Por: Luis A. Galván
¿Por qué le voy a Toluca? Por aquel partido de la Copa Sudamericana contra San Lorenzo
de Almagro, el 1º. de noviembre del 2006, en el Estadio Nemesio Diez (tenía las
manos heladas, no tanto por el frío sino por el marcador adverso que al final
remontamos... y ella estaba junto a mí).
Pero también le voy al Toluca por aquellos años, siglos
parece que han pasado desde entonces, en que a pesar de que peleábamos el
descenso y la Bombonera a duras penas se llenaba, mi padre y yo cumplíamos un
ritual cada dos domingos que consistía en levantarnos a las 7 de la mañana, ponernos
alguna camisa o chamarra color escarlata (en aquel entonces los jerseys
oficiales no estaban a la venta) y lanzarnos
hasta Toluca desde nuestra casa en Ciudad Satélite, a veces en coche y a veces
en camión, para ver a los Diablos en un estadio que entonces llevaba por nombre
“Toluca 86”.
Luego vino la llegada de uno de los diablos más grandes que
jamás hayamos tenido, Don Rafael
Lebrija, y comenzó la época dorada del Toluca.
Cómo olvidar el primer campeonato en torneos cortos, contra
Necaxa. Pocos lo saben, pero en ese partido cuando íbamos abajo 3-0 en el
global se inventó el grito de “Sí se puede”. Y vaya que se pudo. Fabián Estay,
Abundis, Alfaro y el Rey Demonio- José Saturnino Cardozo, se echaron el equipo
al hombro y dieron la voltereta.
Y qué tal ese partidazo de nuestra segunda final, tal vez
una de las mejores que se recuerden, contra el Atlas de Lavolpe. Ganamos en
penales, aunque siendo bien sincero los chavos rojinegros merecían el
campeonato más que nosotros.
Luego vino nuestro tercer campeonato, contra el Santos
Laguna, al que dicho sea de paso aplastamos.
Cinco torneos después volvimos a ser campeones, solo que
ahora lo hicimos en una final decembrina ante el Morelia aquel donde el “Bofo”
Bautista pintaba para ser el primer Maradona mexicano. Cabe destacar que ese
fue el último trofeo que levantó el mejor delantero que México haya visto en
mucho tiempo: nuestro eterno José Saturnino Cardozo.
Dos años más tarde repetimos aunque, hay que decirlo,
jugando de forma horrorosa gracias al esquema táctico del “Tolo” Gallego. Le ganamos a los Rayados y en el Estadio del Tec, pero el sabor de ese campeonato fue mucho
menos dulce que cualquiera de los otros, sobretodo porque Rafael Lebrija salió
del club.
La alegría volvió en el Invierno de 2008 con el Chepo de la
Torre, quien nos hizo campeones en la final de aquel torneo contra Cruz Azul y
un año y medio más adelante contra Santos Laguna, ambas por la vía de los
penales.
He acompañado a mi Toluca en las buenas y las mejores, pero
también en las peores que uno se pueda imaginar. Estaré ahí cuando vuelvan a
ser campeones, en esta temporada si dios quiere o la que venga. No importa que pasen 100 años y que yo me haya ido al
infierno. Total, desde ahí seguiré gritando con todo mi corazón:
¡YO SÍ LE VOY, LE VOY
AL TOLUCA!
1 comentario:
El grito de si se puede se invento con los morros mexicanos que ganaron la serie de ligas menores de beisbol
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