31 ene 2011

LÁZARO Y EL BALÓN

Lo único que falta es que a Cabinho le de por regresar a las canchas y meta media docena de goles, o que un grupo de inversionistas excéntricos decida revivir la franquicia de Ángeles de Puebla (si alguno de ellos está leyendo le suplico piense en Toros Neza). El caso es que estamos atravesando una época dorada para resucitar y volver a aparecer en la portada de Récord. 


Ahí está el ejemplo de Juan Carlos Cacho. 


¿Quién hubiera pensado hace un par de meses que el chico mejor peinadito del futbol mexicano volvería a ser un delantero respetable? Tal vez ni él mismo, sobretodo después de haber sido marginado de la selección mexicana precisamente por otro resucitado...


Javier Aguirre, quien para desgracia de todas aquellas personas que le achacan el fracaso en el Mundial ‘10 (¿fracaso? ¿cuándo dejaremos de pensar que nuestra selección está llamada a ser el “Caballo Negro” en un Mundial?) y quisieran verlo al frente de un equipo como Correcaminos (con todo respeto para la UAT) está brillando nuevamente en la liga española. Brillando, con todas sus letras, porque quien diga que salvar a un equipo español del descenso no es un reto monumental definitivamente no sabe de futbol.


Otro que este fin de semana volvió del mundo de los muertos es Eduardo Lillingston, atacante mexicano de Tecos que ha pasado por todos los equipos de la primera división nacional y que de no ser por la buena onda del Chelís estaría jugando en la Liga Satélite. 






Y no podía faltar el autoproclamado americanista más grande de todos los tiempos después del Señor Roca, don Carlos Reynoso, quien dirigiendo al América más apagado de la historia le puso un hasta aquí a otro resucitado del futbol nacional: el Atlas de Guadalajara. (Falta ver, en el caso del Maestro, si él es el Lázaro del América o viceversa) 
Sea como sea los muertos están de regreso... 


Díganle a a Hugo que es momento de aceptar cualquier chamba que le ofrezcan.

POR QUÉ LE VOY A (CHIVAS)

Por: Marco Damián GLORIAS PASADAS
Siendo un chico en la zona poniente de la Ciudad de México tuve una infancia diferente, lejana al Deporte Rey. La mayor parte de la zona está repleta de oficinas y locales comerciales. Los parques se limitan en su mayoría a glorietas decorativas, fuentes, monolitos y monumentos en honor a gente que ya nadie homenajea. Los centros deportivos y clubes sociales están lejos, las canchas llaneras ya pertenecen a otras delegaciones. Ahí la vida transcurre más bien en edificios.
En ellos es difícil patear un balón dentro de un estacionamiento lleno de autos o intentarlo en una azotea que por un lado tiene tanques de gas y por el otro, rejas para tender la ropa. Además el índice poblacional rebasaba entonces los cincuenta años, por lo que niños habíamos pocos y completar un equipo de futbol que se atreviera a tomar las calles en pos de cascarita estaba fuera de lo posible. Nuestras energías las aplicábamos más bien en videojuegos, televisión y andar en bicicleta, tratando de evitar que nos atropellaran.
Cabe mencionar que la mayoría de las escuelas de la zona son atendidas por niños que viven lejos, en lugares más prósperos para el futbol, pero que están cerca del trabajo de sus padres. Así que cuando todos estos niños se arremolinaban a perseguir un balón o en su defecto un Frutsi vacío relleno de empaques de Sabritas previamente devoradas -en una escena que desde el aire se parecería a una marabunta devorando un grillo- su servidor no se sentía atraído la gran cosa.
Mi desdeñoso desinterés también se acentuaba por la situación familiar: mi padre había crecido deportista, pero nunca espectador y para cuando yo nací ya no veía ni el resumen de la Olimpiadas. Por otro lado mi abuelo, que era gran admirador del futbol, no era un gran conversador y sus emociones se las guardaba para él. Veía el partido todos los domingos, eso sí. Alguna vez, en medio de la transmisión, alcancé a preguntarle –en una de las dos o tres conversaciones más largas que le recuerdo- ¿A quién le vas? Mi viejo se tomó un segundo para pensar la respuesta y dijo: A las Chivas, porque soy de Guadalajara.
Sería incongruente decir que a partir de ese momento soy Chiva de Corazón; sufro por los resultados, me alegro por los buenos, lloro por los malos y uso el típico plural incluyente cuando hablo de que ganamos o perdimos. Además, la columna se acabaría muy pronto.
Durante ese tiempo y con la que me pareció una elocuente respuesta de mi Abuelo -en cuanto a determinación genealógica se refiere- me definí Chiva cuando alguien preguntaba y aplaqué las conversaciones sobre futbol con un par de cosas que aprendí en el camino y que no cuestioné demasiado; que el América era el enemigo y era de muy mal gusto ser de su afición, que los Pumas no estaban tan mal porque parte de la familia había estudiado en la UNAM, que El Clásico era el partido más importante del torneo y que en esas fechas lo adecuado era hace burlas zonzas o aceptar apuestas con gente igual de desinteresada que yo, que pocas veces las cobraba.
Pero un día cualquiera, atraído por el ruido mediático que generaba un equipo con jugadores de pelos pintados, máscaras de luchador y personalidades aguardentosas, que habían sorprendido a más de uno con su desempeño y que irían por el título, justamente contra el Guadalajara, me decidí a ver una final completa, de ida y vuelta, pues. Desde el primer momento sentí que ese equipo de Neza era, valga la resonancia, mucha pieza y que ganar no sería cosa fácil.
La final transcurrió dramática, en su primer parte y como ya sabrán muchos, gloriosa en la segunda, con un Gusano Nápoles rompiendo récord de goles en una final y el primer título en varios años para ahora sí, Mis Chivas.
De ahí el cariño creció y comenzó una mayor afición al futbol: empecé a seguir más partidos, primero los buenos, luego casi todos, luego la Champions, luego algunas ligas europeas, luego varias, después torneos completos, hoy hasta los de balonmano, por el parecido. Además me doy el lujo de hablar de jugadores retirados que he ido conociendo de a poco, como si los hubiera visto a todos, en un blog dedicado a viejas glorias de nuestro torneo. Eso sí, no hablo de futbol con gente que no sepa la gran cosa al respecto, porque yo fui así y sé lo bruto que uno puede ser.
Hoy en día les puedo contar chorromil cosas acerca de Mi Equipo; que Nápoles no hacía tantos goles por partido, si acaso hacía alguno. Que Ramón Ramírez era un crack, pero que eso no alcanzaría contra el Necaxa de Aguinaga. Que La Promotora de Guadalajara contrataba jugadores casi para el retiro para incrementar ganancias. Que ya nadie se acuerda de Nacho Vázquez. Que la Miss México era la hija del entrenador. Que ya sé porqué Hermosillo, Peláez y Luis García no brillaron. Que luego llegaría Vergara y no contrataría a casi nadie. Que el Bofo es uno de los jugadores más desesperantes del mundo. Que qué bueno que se fue Palencia a Pumas (equipo que ahora me provoca bilis, como el disque Niño). Que el Pachuca me provoca más. Que de unos años para acá América ya no me importa tanto, pero me infartaría verlo campeón de Libertadores. Que preferiría que ganaran los mugres brasileños. Que Omar Bravo falla, matemáticamente comprobado, cuatro goles claros para meter uno. Que qué bueno que la cantera da frutos. Que yo creo que eso es lo bueno de Omnilife y que espero el otro señor no gane la demanda. Que el nuevo estadio está bien chicles pero el viejo también estaba. Que el Chicharito es lo más grande que le pasó a Chivas y a México en veinte años. Que Soy Chiva ¿y qué?

26 ene 2011

POR QUÉ LE VOY AL (ATLAS)

Por: Sulky

Me quedé pensando un buen rato, ¿por qué será que le voy al Atlas de Guadalajara? En primer lugar yo ni vivo allá y tampoco es que sea super fanática del futbol. Me vuelvo loca en los mundiales, pero no puedo decir lo mismo del torneo local. A no ser que se trate del Atlas, claro.  

Con el resto del futbol si llego a ver algún partido es de rebote, ya sea porque sin querer me encuentro con uno en la tele o porque tuve la mala suerte de ir a una comida llena de americanistas en día de clásico. Así que lo que se dice ser fanática que se sabe los horarios de toooodos los partidos y que deja de hacer lo que sea con tal de verlos, no lo soy. Tengo amigas así que le van a los Pumas y cada fin de semana interrumpen lo que sea con tal de verlos jugar así sea contra Zacatepec. Yo no, entre otras cosas porque como lo dije al principio vivo lejos de mi equipo. Ellas en cambio están a un paso de CU, y pues así qué chiste. 

En serio, creo que no tiene ningún chiste irle al equipo que te queda más cerca, ni al que le va tu novio (o tus suegros para el caso; yo me he tenido que aventar unos pleitos de telenovela porque mi familia política es adicta al Monterrey). Creo que tampoco tiene onda irle al equipo que gana todo, todo el tiempo, como el Barcelona que últimamente tiene aficionados “a muerte” que hace apenas dos años no te sabían decir el nombre de otro jugador más allá de Messi. 

En mi humilde opinión la verdadera afición por un equipo surge de los actos más irracionales e inexplicables que una pueda imaginar. Es un poco como el amor. Un buen día se te pone enfrente un tipo que no tiene nada de extraordinario y zaz! en menos de un segundo te enamoras como una escuincla de secundaria. Luego pasa el tiempo, te acuerdas del sujeto y piensas “pero qué le veía, si tenía la nariz chueca y estaba bien chaparro”; o no falta el que te parecía super interesante y cuando lo vuelves a ver te das cuenta que aburre hasta a un muerto (no quiero balconear a ningún ex pero al que le quede el saco que se lo ponga ¿verdad Alex?). 

Digo todo esto para tratar de explicarles, o no, más bien de entender yo misma el amor que le tengo a un equipo que como ya dije anteriormente no está en mi ciudad y que solamente he visto cinco veces en el estadio (dos en el Azteca, una en el de Cruz Azul y una en CU). Ah, y que además tiene el pequeño detalle de no haber ganado un campeonato desde hace sesenta años. 

Si le hubiera hecho segunda a mis suegros ya habría festejado dos campeonatos de Monterrey. Si hubiera jalado con mis amigas de Pumas tendría dos ¿o son tres? bueno, da lo mismo, tendría varias celebraciones de campeonato. En cambio me enamoré perdidamente de un equipo con el que nunca sabré qué se siente quedar en primer lugar. 

¿Por qué el Atlas? Todavía no lo sé a ciencia cierta. Pero sospecho que es por una de estas dos cosas- 
1- el verdadero amor o se sufre o no es amor. 
2- Atlas es el único equipo que pasaban los Sábados por la noche en las pantallas de algunos bares y restaurantes a los que iba con… Alex.

Saludos amigos. Espero que les haya gustado mi colaboración.  

24 ene 2011

LECCIONES DE LA JORNADA 3

El día que la mitad de los partidos de la jornada sean tan buenos como el del sábado pasado en el Estadio Azul, la Liga Premier volverá a ser un torneo que se juega a 15,000 kilómetros de la ciudad que habito desde que nací, de sus suburbios y catedrales, sus estadios dos veces mundialistas y la envidiable historia grabada en cada una de sus porterías; ajena al idioma que hablo, al pueblo al que orgullosamente pertenezco, a las canchas de Satélite donde aprendí a jugar futbol y el clima que aquí nunca oculta la luz del sol.

Ese día la máxima división de Inglaterra nos resultará tan distante como la gente que habita aquella isla, y veremos más niños usando la camiseta de Chivas o Monterrey que la del Manchester City y Arsenal.

Hablando de camisetas sigo asombrado por la que el América vistió contra Tigres el domingo en el Azteca. No era fea. Simplemente no tenía nada que ver con los 95 años de americanismo que supuestamente debía conmemorar (a no ser que en sus inicios las Águilas hubieran usado los mismos colores que el Querétaro...) Por si fuera poco el equipo que tuvo carácter de local tanto por el tono del uniforme como por el resultado fue Tigres, y eso hace unos años hubiera sido una vergüenza. Claro que en ese entonces el América no lloraba cuando perdía.

Mejor regresemos a lo sucedido el Sábado pasado en el Estadio Azul y crucemos los dedos porque algún partido de la próxima jornada, la siguiente y una después de esa nos muestre que el nivel de la liga mexicana puede (y debe) estar cerca de las mejores del mundo. 

Los aficionados de este lado del charco queremos volver a enamorarnos del equipo que tenemos cerca.


21 ene 2011

SÓLO ROCK, SEXO Y COSMOS NY

Por: Marco Dávila / Editor

Después de las bacanales que a mediados de los 70 armaban los jugadores del Cosmos de Nueva York, a nadie deberían escandalizar las fiestecillas que de cuando en cuando organizan los seleccionados mexicanos.

Lo de Cuauhtémoc fumando horas antes del primer partido del Tri en el Mundial, Giovanni tirado en la banqueta tras una celebración con el Tottenham o Salcido toqueteando a un travesti en el salón de un hotel en Monterrey es una verdadera inocentada, un juego de Boy Scoutts comparado con lo que ocurría en las fiestas del legendario equipo neoyorquino.

En ellas había de todo- alcohol, cocaína, prostitutas caras, top models, periodistas corruptos, celebridades como Mick Jagger y Andy Wharhol, y el lugar nunca era impedimento para organizarlas. Ocurrían en el vestidor del Giant Stadium después de cada partido, en cuartos de hotel cuando jugaban fuera de Nueva York y el mítico Estudio 54 cuando estaban en Manhattan. En el extraordinario documental “Once in a Lifetime” un periodista de Sports Ilustrated que cubría al Cosmos dice haber presenciado, en pleno vuelo comercial, una borrachera en la que dos jugadores y dos modelos tuvieron sexo en las filas traseras del avión.

Era lo normal y nadie decía nada. Al contrario. El éxito del Cosmos dependía de lo que tres o cuatro jugadores talentosos mostraran dentro de la cancha (Pelé, Carlos Alberto, Beckenbauer, Chinaglia)  y 15 ó 20 troncos hicieran fuera de ella. Mientras se presentaran a jugar en condiciones más o menos aceptables y ganaran todo estaba bien. 

Y vaya que lo ganaron todo, o casi todo, en aquella liga- la North American Soccer League, donde había equipos con nombres tan pintorescos y poco futboleros como el Philadelphia Atoms o Los Angeles Aztecs.

Lo que les faltó fue el reconocimiento de la comunidad futbolística internacional, que sintiendo recelo (o temor) de que los gringos le tomaran gusto al soccer nunca trató al Cosmos con respeto. ¿Quién era ese equipo comparado con Guadalajara y Rácing de Avellaneda, Real Madrid y Dínamo de Kiev? Nadie.

Sin embargo la aportación del Cosmos al futbol mundial fue enorme.

Muchos años antes de David Beckham y Cristiano Ronaldo fueron el primer equipo cuyos jugadores cruzaron la línea que separaba al deportista de un rock star. Cuando en las ligas europeas apenas se permitían 3 extranjeros en el campo, el Cosmos ya alineaba 11 jugadores de 11 nacionalidades distintas. Comercializaron su escudo y camisetas 20 años antes de que Nike y Adidas hicieran lo mismo con Arsenal y Real Madrid.

Por eso da gusto saber que el Cosmos de Nueva York, o al menos la idea del Cosmos, está de regreso. Todavía no tiene estadio propio ni una base sólida de aficionados- lo más elemental para llamarse equipo. Pero tiene un carisma que sigue intacto después de 30 años y lo más importante: un nuevo Director Deportivo capaz de romperle la nariz a quien se atreva a criticar este proyecto.

Welcome back.

19 ene 2011

¿FUTBOL MEXICANO O FUTBOL EUROPEO?

Por: Adolfo Martínez

Simplemente ya no puedo dejar pasar un fin de semana sin ver fútbol europeo, aunque sea un solo partido. Y no es por malinchismo. A ver si me explico bien. 

La liga mexicana es por demás predecible e irregular. Fin tras fin de semana vemos lo mismo: aburridos empates a uno entre Estudiantes y Morelia, un apretado uno a cero de San Luis sobre Jaguares, y un... 

Podría seguir durante toda la columna pero tampoco se trata de eso. 

Lo que quiero decir es que ya no me motiva ver partidos mexicanos como cuando era más joven y había sábados en que veía seis o siete juegos de los nueve del fin de la jornada. Ahora difícilmente aguanto medio tiempo del partido más "atractivo" del fin de semana. 

Es ahí cuando entra el fútbol europeo. 

Para quienes contamos con televisión de paga y amamos el buen futbol es una fortuna que las cadenas deportivas más grandes del mundo transmitan partidos de la Premier o La Liga Española; porque eso es buen fútbol. Ahora hasta me despierto temprano los sábados para ver al Manchester City aunque esto suponga un verdadero castigo por la desvelada en la fiesta del día anterior, ¿y les digo algo?, lo vale.

La rapidez y fortaleza de la Premier League me han maravillado desde que empecé a seguir sus juegos, hace unos tres o cuatro años. No podría decir si ahora es mejor que antes pero me sigue sorprendiendo el alto nivel de calidad técnica en los partidos, a pesar de que el verdadero espectáculo lo ofrezcan los cuatro o cinco equipos de siempre que lideran la tabla año con año.

Por cierto, es maravilloso que un mexicano se encuentre peleando por un lugar en uno de esos equipos; es una maravilla también que el chico esté aprovechando los minutos que Sir Alex Ferguson le brinda, considerando que compite con verdaderos monstruos del área como Rooney o Berbatov.

Por el contrario, es bastante triste que no podamos decir lo mismo de otros paisanos que compiten en aquel país: Vela apenas juega uno de cada diez partidos con el Arsenal; Gio tiene suerte si sale a pisar el pasto para acomodarse y tomar su lugar en la banca de su equipo; Barrera ha tenido minutos pero no puedo asegurar que su rendimiento sea el mismo que lo llevo a representar a México en un mundial y dar el salto al viejo continente.

Pasando al futbol ibérico, éste puede resultar un tanto predecible: o ganan los del Camp Nou o ganan los del Bernabéu, no hay más (qué bonito sería ver al Valencia o al Atlético competir al mismo nivel que los dos grandes del país pero simplemente no lo pueden hacer). Sin embargo La Liga Española tiene el atractivo de albergar al mejor equipo del mundo- el Barcelona.

Los blaugranas se cuecen aparte. Es un verdadero deleite verlos jugar; ver la manera en que tocan el balón de un lado al otro con una finura impecable, los movimientos que hacen sin balón cuando están atacando, la misma forma de recuperar el balón uno o dos minutos después de haberlo perdido. 

Xavi es la cabeza del equipo, el genio que hace que la máquina funcione; es una lástima que no se le haya otorgado el Balón de Oro este año y puedo asegurar que yo no soy el único que así lo deseaba. Ahora bien, la labor que hacen los demás jugadores también es para destacar: Iniesta es un virtuoso con el balón, Busquets es el equilibrio en medio campo, Piqué y Puyol son dos de los mejores defensas centrales del mundo, Dani Alves y Abidal haciendo labores importantes de recuperación y ataque en sus respectivas bandas, Villa y Pedro ponen la explosividad y Messi, el mejor futbolista del mundo que semana a semana nos regala verdaderas joyas, aporta dribles, asistencias y goles. Imposible que un verdadero apasionado del fútbol no se emocione viendo un partido del Barça.

Por todo lo anterior ya no recuerdo la última vez que un juego de fútbol mexicano me provocó esa lo mismo (si es que alguna vez sucedió). Ojalá algún día me suceda mientras veo un Tigres contra Puebla. Por lo pronto mi atención la tiene el viejo continente.

18 ene 2011

POR QUÉ LE VOY AL (ATLANTE)

Por: Sebastián Corti

Un equipo se elige de chico. Tu papá te lleva al estadio. O sale campeón y lo eliges para ser el rey en la escuela. O es el equipo de tu ciudad. O lo que quieras. La elección se toma, máximo, a los 10 años. Y creo que uno tiene que elegir equipos de los países en que vive. No se vale sólo irle al Barcelona o al Real Madrid. Uno debe elegir un equipo con el que pueda chingar o ser chingado el lunes en la chamba.

Yo elegí equipo de fut de grande, cuando me vine a vivir a este país. Elegir un equipo de grande, sin razones emocionales detrás, es como elegir el destino. Es decidir que tan feliz puedes ser. O que tan ganador. Me caen muy mal esos que le van al AméricaNewYorkYankeesChicagoBullsdelosnoventa... Lakersdel2000FerrariBarsaNewEnglandPatriots.

Para no aburrir más, les cuento que, recién llegado, fui a un antro. Era miércoles. Y vi a un equipo de fut. Alcoholizados, muchos. Perreando, casi todos. Me di cuenta quienes eran por un jugador argentino que reconocí. Eran un pésimo ejemplo de profesionalismo.

Tres días más tarde, jugaban. Me interesó ver cómo respondían en la cancha. Perdieron 4 a 1. Me cayeron bien. Esa fue la razón por que la voy a ese equipo. Gloria a LOS POTROS DE HIERRO DEL ATLANTE.

16 ene 2011

CÓMO HACERSE MILLONARIO

Si usted no sabe absolutamente nada de futbol, o si conoce un poco este deporte pero no tiene la más remota idea de lo que pasa en la liga mexicana, le recomendamos fuertemente que apueste una buena lana en alguna quiniela, la que sea, da igual si se trata de una clandestina operada por la mafia coreana de la Zona Rosa o la legal de Pronósticos Deportivos.

El punto es que lo haga ya porque mientras la lógica no se entere que el Clausura 2011 ya inició, usted puede elegir como ganadores de la siguiente jornada al Pachuca en Santos, San Luis en Guadalajara, Jaguares en Toluca, Atlante en Monterrey y Tigres en el Azteca (a decir verdad este último resultado no sería ninguna sorpresa, pero si gusta lo puede dejar así) y hacerse millonario.

¿Quién iba a pensar hace una semana que Estudiantes le ganaba a Monterrey, que Atlante goleaba a Cruz Azul o que Pumas, sí, Pumas con Cacho y Dante López y Palencia le metía dos goles a Santos? Ningún aficionado con dos dedos de frente, por supuesto, y sí la señora gorda que fue a la farmacia de la esquina a comprar un Vaporub y ya estando ahí le preguntó al encargado "¿me explica cómo se juega esto de los Pronósticos?"

Corte a: la ñora rolliza se paga una lipo y un par de tetas nuevas mientras aquellos que hemos visto futbol toda la vida, que lo analizamos, lo estudiamos e incluso manejamos un blog como éste, tenemos que seguir batallando para terminar de pagar el coche, las tarjetas y la hipoteca.

Ni hablar. Disfrutemos de un torneo esquizofrénico donde San Luis es líder, Atlas la sensación y Monterrey el sotanero. Y dejemos que los resultados de las quinielas los llenen las abuelas.



12 ene 2011

LA DOCEAVA LIGA

En el reciente ranking de las mejores ligas del mundo realizado por la IFFHS (International Federation of Football History and Statistics), la Primera División de México quedó en el lugar número 12.  A nadie debería sorprender que La Liga de España, la Premier League, el torneo de Argentina y el campeonato Brasileirão estén por encima de la liga mexicana. Pero resulta un verdadero escándalo que Bélgica y Ucrania nos superen.

Si bien es cierto que en cada una de esas ligas, sobretodo en la ucraniana, hay un par de clubes poderosos (Shakhtar Donetsk y Dínamo Kiev), los demás no tienen una infraestructura mejor que la del equipo mexicano más humilde. Además el rating televisivo de ambas ligas combinadas no debe ser ni una quinta parte del que tiene la liga mexicana. Esto equivale a anunciantes más grandes y patrocinios más jugosos.

10 de los 18 equipos que conforman nuestra primera división pertenecen a empresas cuyo poder económico está fuera de toda duda (Televisa, TvAzteca, Grupo Modelo, Cemex, Femsa, Omnilife, Cementos Cruz Azul) y el sueldo que aquí se le paga a un jugador más o menos bueno está muy por encima del que percibe un jugador del mismo nivel ya no digamos en la liga de Bélgica, sino en las de Inglaterra, España, Italia, Francia y por supuesto la de Argentina.

En nuestro país hay una afición inagotable, infraestructura futbolística en gran parte de la República, patrocinadores haciendo fila, jugadores de nivel internacional, talento joven, cobertura televisiva y mucho dinero. Todo como para que nuestra liga estuviera, por lo menos, entre las 10 mejores del planeta.

¿Qué pasó entonces para que belgas y ucranianos vean a nuestro torneo por debajo del hombro?

La respuesta simplista: ellos son parte de la UEFA y nosotros pertenecemos a la CONCACAF.
La real: ninguno de esos dos países tiene equipos con dueños tan brillantes como los nuestros.

1-  LFP/España
2-  Premiere League/Inglaterra
3-  Serie A/Italia
4-  Brasileirão/Brasil
5-  Bundesliga/Alemania
6-  Ligue 1/Francia
7-  Primera División/Argentina
8-  Liga Sagres/Portugal
9-  Eredivisie - Holanda
10- Premyer Liha/Ucrania
11- Jupiler Pro/Bélgica
12- Primera División/México

10 ene 2011

POR QUÉ LE VOY AL (AMÉRICA)

Por: Marco Dávila

No sé si lo hayan notado pero en los últimos 20 años el América ha ganado menos títulos que Pachuca, Santos, Monterrey, y el mismo número que el Atlante. Tampoco ha conseguido algún título internacional que se respete, llámese Copa Libertadores, Sudamericana o Mundial de Clubes.

Hace mucho tiempo que las Águilas dejaron de ser el cuadro a vencer, el rival que llenaba cualquier estadio, el Real Madrid a la mexicana y se convirtieron en un equipo al que le puede ganar cualquiera. El domingo pasado, sin ir más lejos, la peor versión del Pachuca de los últimos años les ganó en el Estadio Azteca 0-2. Algo así hubiera sido impensable con el América que desde finales de los 70 hasta 1990 dominó la liga mexicana. Si llegaban a perder era porque el equipo contrario había dado el partido de su vida o porque el árbitro les había concedido cierta ayudadita… 

Hoy están tan mal que ni siquiera con la ayuda arbitral ganan. 

¿Qué pasó con directivos como Panchito Hernández quien tuvo el buen tino de contratar a Reynoso, Zelada y Santos cuando no eran nada? ¿Y qué hay de aquella cantera que produjo camadas como la de 1980? Sólo Dios sabe. Entre los promotores que venden costales de basura a precio de oro y los canteranos que después de dar un buen partido ya se creen el nuevo Cuauhtémoc, las Águilas llevan tiempo repartiendo miserias y cosechando bostezos.

Por si fuera poco da la impresión que a Emilio Azcárraga Jean su equipo ni le viene ni le va. Cuando hay partido contra Chivas o Cruz Azul se le puede ver en el palco central del Azteca con una chamarra azulcrema. Hace como que se emociona cuando su equipo mete gol. Pero su falso americanismo sólo logra resaltar alguna de estas dos posibilidades: 
1-No le gusta el futbol. 2- Es cementero o atlantista de clóset. 

Con todas esas calamidades cualquier otro equipo habría desaparecido, o cuando menos tendría una afición tan flaca como la de Necaxa. Pero señores, este no es un equipo cualquiera: es el América y en él no caben las medias tintas. Lo puedes amar u odiar, incluso siendo americanista. Pero nunca, jamás de los jamases, va a provocar indiferencia. Y eso para mí fue razón suficiente para haber sido, hace muchos años, americanista (tengo más de 20 de no serlo y así soy muy feliz).

O qué, ¿a poco hubieras leído todo esto si se hubiera tratado del Morelia?

7 ene 2011

CLAUSURA 11 ¿EL TORNEO QUE NOS MERECEMOS?



Nunca he hecho algo malo en mi vida. Malo lo que se dice malo. Se me ha pasado declarar mis impuestos y a cada rato me cancelan la tarjeta de crédito por falta de pago. He dicho muchas mentiras y soy de los que le da mordida al policía de tránsito cuando lo paran. Pero nada grave. Nada que haya causado un daño irreparable, que no se pueda remediar con dos padrenuestros, y sobretodo que me haga merecer la Liga Mexicana de futbol que tenemos.

En serio, ¿qué he hecho yo para tener que sufrir dos veces al año una liga tan mala? ¿Qué hemos hecho todos nosotros? Porque a no ser que usted sea un Zeta desalmado nadie debería padecer un partido San Luis-Tigres. Tampoco un América-Chivas, para el caso, ni algún partido de Pumas, Morelia o Puebla; el suplicio de verlos jugar debería estar reservado a calañas como las que dormitan en San Lázaro, no a niños que no tienen edad de ver pornografía.

Santos, Monterrey y Cruz Azul se cuecen aparte… aunque pensándolo bien no debe haber mucha diferencia entre el sufrimiento que provoca el potro medieval y el de ser aficionado cementero.

El caso es que la liga mexicana y todo aquello que la rodea resultan insufribles: Los Brizio, Cristian Martinoli, Campos haciéndose el cagadín, los globos virtuales de Telcel, el exceso de publicidad durante la transmisión de los partidos, Carmen Salinas echándole porras a las Chivas, cualquier cosa cercana a Jorge Vergara, Carlos Albert a punto del infarto, Joserra, La Jugada, Los Protagonistas.

Dirán que la culpa la tiene uno por ponerle atención al torneo, y que siempre existe la opción de no ir al estadio o apagar la tele. Pero no estoy de acuerdo. Si pagas un plato de sopa y te la sirven con un pelo, lo menos que deberías hacer es quejarte con el gerente. Este año nos la volvieron a mandar con un mechón, pero somos tan poco exigentes que lo seguimos confundiendo con fideos. Además el torneo de futbol mexicano lo hacemos todos, no sólo los caballeros que ponen el dinero.

Llegará el día en que los únicos espectadores dentro de los estadios serán los dueños de los equipos. No habrá “Perro Bermúdez” que los ayude a calentar el partido. Y harán lo que sea por recuperar nuestros gritos.

5 ene 2011

DE GRANDE QUIERO SER UN SPUR


Por: Pop Myers (así me llamo y qué)

No, no me equivoqué de equipo. De grande quisiera jugar para el Tottenham. 
¿Por qué? 
Fácil: qué bien juegan esos dudes; van cuartos en la Premier y nada lejos de los Manchesters (United y City). Pasaron a octavos en la Champions haciendo una muy buen fase de grupos en la que fueron a Milán y se le pusieron al tú por tú a Inter, que ganaba confiado por un 4-0 y acabó en un agónico 4-3.
Además en ese partido empezó a sonar fuerte el nombre de un tal Gareth Bale. Con tres goles de este jugador el Tottenham casi hace la hazaña en Milán, y eso fue solo una muestra de la gran campaña de esta promesa del futbol. Pero hablar del Tottenham solamente por Bale no tendría ningún chiste. Este equipo cuenta con figuras de peso como el ruso Pavlyuchenko y Jermain Defoe que tiene una explosión bárbara, o Rafa van der Vart quien le cayo como anillo al dedo a los londinenses. Me imagino cómo han de estar los egos en ese vestidor... 
Pese a todo el grupo se ve compacto y tiene un técnico que los ha hecho jugar a buen nivel y de buena gana. El único que parece no encajar es Gio, por lo cual es posible que pronto salga de White Hart Lane (ojalá). 
Sumándole cosas extra los Spurs tienen un muy bonito uniforme, su estadio siempre está lleno y poco a poco se van ganando un lugar entre aficionados de todo el mundo. Encima parece que Beckham llega al Tottenham como refuerzo de lujo, algo que sin duda le aumentará la mercadotecnia y las chances de pelear hasta el final tanto en la Premier como en la Champions.
Por eso aunque a mis 19 años ya no soy ningún niño, no me canso de decir:
"Yo de grande quiero jugar en el Tottenham".


3 ene 2011

POR UN MEJOR 2011

Me preguntó mi sobrino, que tiene 8 años, "¿Cuándo va a ganar México el Mundial?"

Silencio. De por sí el futbol no termina de gustarle como para que uno le diga la verdad –que tal vez nunca- y mate la posibilidad de que un día se convierta en un aficionado como su tío. Pero quién sabe... Tal vez el crío se vuelva un pambolero empedernido a pesar de que nació en un país cuya máxima gloria es haber alcanzado el famoso quinto partido en dos ocasiones, ambas fungiendo como anfitrión de la Copa del Mundo. 

Por otro lado siempre queda la posibilidad, real también, de que en una de esas el Tri deje de ser el ya merito y se convierta en la revelación de un Mundial. Estamos hablando de un cuarto lugar como mínimo. 

Lo que tendría que ocurrir para que seamos testigos de esa hazaña no es el milagro que siempre suplicamos, sino la indiferencia que nunca hemos mostrado hacia la Selección y todo lo que la rodea. Porque nada más empieza a oler a Mundial y el Tri se vuelve al mismo tiempo símbolo sagrado de la patria y estampita comercial dentro de una barra de pan. Y como nos han dicho hasta el cansancio que la Selección es de todos, revisamos con lupa todo lo que en ella sucede: qué comió qué jugador, a qué hora, en dónde, si fumó, si bebió, si estuvo cogiendo toda la noche o sólo se hizo la chaqueta, si está asustado, si está preparado, si sabe que pertenece a una generación dorada que debe hacer historia, bla, bla, bla. 

Encima le exigimos al entrenador que nos explique, así como si fuéramos los dueños del seleccionado mexicano, por qué puso a jugar a fulano y no convocó a perengano. Por qué hizo un anuncio. Por qué no sonríe en las conferencias de prensa. Por qué gana, por qué empata, por qué pierde. 

No mamemos. Ningún seleccionado puede jugar bien cuando su rol más importante es hacerla de pípila. Menos en una competencia oficial llámese Copa de Oro, Copa América o Mundial. Así pues si queremos que la Selección tenga un 2011 menos mediocre que el 2010 vayamos mirando hacia el lado opuesto del color verde. 

Tal vez así sí ganen. Y mi sobrino tendrá la respuesta que merece.