5 abr 2014

Cuando todos se cuelgan de la verde





Por: Ricardo Gómez

¿Recuerdan cuando, hace unos meses, nuestra querida selección nacional se encontraba en crisis y algunos locos por ahí decían que deberían de poner a jugar al León o al América con el uniforme nacional en lugar de la bola de palurdos que normalmente convocaban? Bueno, pues se les hizo contra Nueva Zelanda, y gracias a la propuesta de Nike se llegó al limite del descaro al darle a los americanistas su playera verde con todo y escudo y el tan amado logotipo de quienes nos dan "el cariño de siempre".

También se llevaron entre las patas a Tijuana, Atlas y Pachuca, en una estrategia de marketing que nos dice a grito pelado que al mundo deportivo se le están acabando las ideas y que ya es muy fácil vestir con los colores nacionales a cualquiera, incluído un equipo que alínea a un montón de elementos del vecino de arriba; si no los pudo vestir de verde la federación, la marca de la palomita les está haciendo el favor.

No se trata de quejarse de las estrategias de las empresas. Tampoco se trata de criticar lo gacho que se miran los uniformes, ni mucho menos tirarle carrilla a las aficiones de los equipos vinculados a este show.

Su servidor lo que quiere decir en general es: ¿dónde queda el respeto a los colores?; ¿dónde queda el respeto a las tradiciones?; ¿tan fácil es para las aficiones permitir que una empresa le cambie el color a un escudo sin importar la opinión de la afición?; ¿tan dejados somos?

Desde hace mucho sabemos que el futbol ha dejado de ser un deporte con el espíritu de antaño para ser un show que genera grandes ganancias económicas, pero por lo menos debería de haber algo de respeto para el cliente, el aficionado, ese que se encarga de consumir cuanto producto relacionado con su gusto/obsesión sale al mercado. Pero si no respetan ni a los jugadores, menos respetarán a la afición.

Ya mínimo que respeten al único equipo de verde que sí juega con el alma en cada partido y en el que, por cierto, juega el motor de la selección. Saquen ustedes sus conclusiones and leave the green alone.

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