Por: Marco Dávila / Editor
El 25 de junio de 2011, la selección mexicana de futbol perdía dos a cero la final de la Copa Oro contra el rival que más se nos complica después de Argentina: Estados Unidos. Faltaba mucho tiempo para que terminara el partido, 67 minutos para ser exactos, pero el historial entre ambos equipos, así como la falta de temple tan común en muchos futbolistas mexicanos, no ayudaban a vislumbrar otra cosa que no fuera una nueva derrota contra los odiosos gabachos.
El 25 de junio de 2011, la selección mexicana de futbol perdía dos a cero la final de la Copa Oro contra el rival que más se nos complica después de Argentina: Estados Unidos. Faltaba mucho tiempo para que terminara el partido, 67 minutos para ser exactos, pero el historial entre ambos equipos, así como la falta de temple tan común en muchos futbolistas mexicanos, no ayudaban a vislumbrar otra cosa que no fuera una nueva derrota contra los odiosos gabachos.
En vez de eso el Tri anotó cuatro goles
en fila, el último de ellos una genialidad de Giovanni que hasta Messi habría
aplaudido, con lo cual México obtuvo su sexto título continental.
Tras
aquella victoria épica sobre nuestro archi-rival, el futbol mexicano se anotó una serie de triunfos que nos hicieron pensar que el derrotista "sí se puede" había quedado en el pasado: la selección sub-17 ganó su segundo campeonato mundial, la de menores de 21 obtuvo el tercer lugar en el Juvenil de Colombia. Por su parte la sub-23, tras arrasar en los Panamericanos y el torneo de Toulon, le arrebató la medalla de oro a Brasil, con todo y Neymar, en los Juegos Olímpicos de Londres. Todo esto en tan solo 12 meses.
Parecía, pues, que el futbol mexicano por
fin tenía material para alcanzar, y hasta superar, el quinto partido en el
próximo Mundial. Hasta que comenzó la debacle que ya todos conocemos.
¿Qué diablos pasó entre esa brevísima etapa dorada y el día de hoy? Es como si todos los integrantes de la selección hubieran sufrido un golpe en la cabeza que les provocó una amnesia permanente. ¿O acaso comenzó a valerles madres la camiseta, como lo aseguró Cuauhtémoc en una entrevista a Récord? Yo me inclino por una hipótesis diferente, derivada de una de las frases más acertadas de la cultura norteamericana: “Cuando quieras conocer la causa de un problema, sólo sigue el dinero”.
Follow the Money, pues, y comencemos con
la siguiente pregunta:
¿Cuál es el objetivo primordial de la selección mexicana
de futbol? De acuerdo a la página oficial de la Femexfut- "calificar al Mundial de Brasil y en el proceso ganar muchos partidos amistosos y una que otra copa."
Muy bien pero… ¿y para qué? Vaya, ¿de qué sirve que la selección mexicana esté entre las 32 que participen en la justa mundialista? Pues que mientras más entusiasmo genere el Tri, mayores son las ventas de las marcas que lo patrocinan. Más pan Bimbo, más Coca-Colas, más cervezas Corona, más viajes por Volaris, más
latas de chile. Más de cualquier marca dispuesta a pagarle a la Femexfut entre
2 y 5 millones de dólares durante todo el proceso mundialista, sin importar si se trata de un restaurante de comida
rápida o un rollo de papel higiénico para limpiarse la cola.
La selección mexicana vende tanto, y tan bien, que casi todos los planes de la Femexfut están encaminados a mantener al Tri como una poderosa plataforma publicitaria antes que en ayudar a convertirlo en un cuadro altamente competitivo. Esto ha
traído consecuencias funestas tanto en la selección mayor como en los representativos menores. Si no, fíjense en lo que ocurre con los partidos
de preparación.
Una de las condiciones principales que todo patrocinador oficial le exige al Tri es jugar un número determinado de partidos
donde poder anunciarse, lo cual obliga a que éstos sean transmitidos por TV
abierta y en horarios que garanticen un alto nivel de audiencia. Como resultado,
casi todos los encuentros de preparación de México se juegan en Estados Unidos
contra equipillos de poca monta. Adiós, pues, a la posibilidad de hacer giras
en Europa o Sudamérica contra selecciones de a de veras.
Otra consecuencia se desprende de la
cobertura permanente, por no decir acoso, al que la prensa deportiva somete a todos los integrantes de la selección mexicana con la anuencia de la Femexfut.
Tal ardid sirve para comercializar cada imagen donde aparezcan. No en balde
todo lo que usan, desde el uniforme de entrenamiento y las maletas de viaje
hasta las chamarras para climas gélidos que rara vez llegan a ponerse, tiene anuncios por todas partes.
Como si lo anterior fuera poco, jugadores
y cuerpo técnico del Tricolor se ven obligados a interrumpir sesiones de entrenamiento
y periodos de descanso para grabar anuncios, asistir a sesiones de fotos o bien
engalanar algún evento organizado por los altos ejecutivos de una marca
patrocinadora, cual si fueran bellas edecanes. Y ni cómo negarse.
Semanas antes de que comenzara la
participación de México en el Mundial de Sudáfrica, Javier Aguirre se ausentó
de varios entrenamientos de la selección para aparecer en un par de comerciales
de Banamex. Lo mismo sucedió con Memo Ochoa, Torrado, Márquez, Guardado y
Cuauhtémoc en anuncios tanto de pan blanco para sándwiches como de cervezas y
refrescos.
Para colmo, un día después de que México
fuera abucheado en el Estadio Azteca tras empatar a cero goles contra Estados
Unidos en el hexagonal, y justo cuando más se cuestionaba la entrega de los
seleccionados, una marca de rastrillos hizo públicas varias imágenes de una
activación publicitaria que ocurrió horas antes del partido, en la cual
Chicharito y Guardado se afeitaban sus dóciles cachetitos de bebé.
Poco a poco la función comercial de la
selección ha ido cobrando más importancia que su buen desempeño dentro de la
cancha, lo cual ha generado distracciones innecesarias al interior del Tri y presiones
extra que ningún seleccionado debería cargar.
El que una marca haya mandado
hacer veinte millones de artículos con el escudo de la selección desde un par de años antes
de que arrancara al hexagonal, y que otra más esté rifando viajes para los
primeros cuatro partidos de la selección en Brasil cuando ni siquiera se sabe
dónde y cuándo le tocará jugar, no debería
significar una obligación hacia los jugadores por clasificarse al Mundial.
Debería obligarlos el privilegio que
significa representar a su país en un evento con el que han soñado desde pequeños, tanto como la responsabilidad que conlleva el ser figuras
públicas cuyo comportamiento y desempeño puede impactar, para bien o para mal,
las vidas de aquellos niños y jóvenes que más los admiran. La oportunidad de brindar un poco de felicidad y sosiego por el simple hecho de jugar futbol a millones de mexicanos
que viven mal y al día, también debería obligarlos.
Porque eso de dar la vida en cada partido para que
Bimbo no se quede sin vender millones de barras "del pan oficial de la selección", o para que Banamex pueda regalarle a sus clientes preferenciales réplicas chafas de la camiseta oficial del Tri, debe desmotivar a cualquier jugador.
Si a los patrocinadores oficiales de la selección les aterra que ésta no se clasifique al Mundial porque desde hace dos años mandaron
hacer millones de empaques y productos especiales con el escudo del Tri y el logo de Brasil ’14, ese es su problema.
Los seleccionados mexicanos tienen otro en puerta. Se llama Honduras, y si no logran resolverlo con al menos un gol de diferencia, los directores de marketing de muchas empresas tendrán que buscar un basurero de proporciones nucleares donde quepan sus tiliches “tricolores”. Y de paso, buscarse una nueva chamba.
Los seleccionados mexicanos tienen otro en puerta. Se llama Honduras, y si no logran resolverlo con al menos un gol de diferencia, los directores de marketing de muchas empresas tendrán que buscar un basurero de proporciones nucleares donde quepan sus tiliches “tricolores”. Y de paso, buscarse una nueva chamba.
15 comentarios:
Es el mejor diagnóstico que he leído de la excesiva mercadotecnia que afecta e intoxica al futbol mexicano. Felicidades y a comernos el enojo con pan mientras que a los jugadores les cae el veinte de que, ante todo, debería ser por su orgullo propio y por el orgullo denostado que significa defender la camiseta nacional.
Gran análisis. Felicidades.
Yo no recuerdo que la mercadotecnia que describes haya sido distinta en el año glorioso 2011....
Fue igual que ahora... y por eso mismo duró tan poco.
Cuando ganan nadie habla ni se preocupa de la "mercadotecnia
Obvio. ¿Tú crees que a los españoles les importa que su selección tenga una veintena de patrocinadores? La diferencia es que allá la comercialización de la selección se da después, y no antes, de los éxitos deportivos.
Me parece muy bueno el artículo, y muy adecuado al momento. Pero yo considero que el marketing no tiene nada que ver con el pésimo momento de la selección; ni Bimbo, ni Coca-Cola, ni los miles de millones de dolares que ingresan a la federación gracias a los patrocinadores, tienen la culpa de que el Chepo y algunos jugadores, se hayan sentido tocados por Dios, destinados a ganarlo todo y reescribir la historia del futbol mexicano. Fue la soberbia lo que hundió a esta selección.
¡Excelente artículo Marco Dávila! El fútbol profesional en México como lo comentas se basa en lo comercial, en la voracidad de las grandes marcas y no en lo deportivo. Yo añadiría esto. Cómo queremos que nuestro fútbol mexicano prospere si con millones de dólares un equipo descendido vuelve a primera pasándose por el arco del triunfo la justicia deportiva. ¿ Cómo queremos que esas generaciones de sub 17 y de sub 23 brillen en la actualidad si los equipos contratan al por mayor jugadores extranjeros en las posiciones estelares? Dime cuánto tiene UNAM sin extraer un eje de ataque goleador de alto nivel después de Luis García o Jesús Olalde tomando en cuenta que los pumas por tradición fueron una de las principales canteras del país?.Ya tenemos jugadores en Europa, sí, pero... ¿cuántos de ellos son titulares? ¿Realmente tenemos generaciones de oro? Sí hay un buen trabajo en muchos aspectos, en selecciones menores no cabe duda que sí, pero cuántos procesos se corta, cuántos jugadores se quedan en promesas. ¿Realmente maduran y se consolidan los jugadores que la "rompen" en selecciones menores?. Se hablaban maravillas del Cubo, dime qué tanto se ha terminado de proyectar el "Cubo" Torres en Guadalajara. Cuántos chavitos de Chivas que debutaron están consolidados, pasan de Querétaro a Chivas y viceversa. En fin, hay cosas estructurales que a mi juicio han afectado el desarrollo del fútbol mexicano, que también debo reconocer ha avanzado pero no a como no lo quieren vender las principales televisoras y las múltiples marcas involucradas en la mega industria del fútbol. Los culpables sí en efecto son el Chepo, los jugadores, las estupideces de los Directivos, la ambición de las grandes marcas, la prensa, pero de qué sirve culpar, señalar, si lo que hace falta es una cultura deportiva, la cual estamos muy distantes a tener, y a implementar un Proyecto o Modelo Deportivo que permita que todos los involucrados miren hacia el mismo punto.
Tienes toda la razón Christian. ¿Qué ha pasado con la llamada "generación dorada", aquella que ganó el primer Mundial sub-17 en Perú? Poco, o casi nada.
Me gustaría que nosotros, aficionados al futbol, cuando un equipo hace mal las cosas, tomemos una acción: No ir al estadio, no verlo por tv y no comprar los productos que anuncia la camiseta. Eso sería una protesta que los haría pensar mas. Si la selección no funciona, adiós pan Bimbo, adiós Corona, etc. asi los responsables de cobrar las publicidades planearían mejor las cosas ¿No creen?
MEJOR QUE SE DEDIQUEN A VENDER LO ARIAN MEJOR POR QUE DE FUTDBOL NO SAVEN NADA Y ABLO DE LOS DIRECTIVOS Y QUE CONSTE QUE SOLO DIGO JEJEJEJE SALUDOS
Interesante articulo aunque creo que es demasiado idealista, es fútbol profesional y por lo tanto negocio, no puede desligarse de eso, cuando más podría buscarse un equilibrio pero como dicen los empresarios, negocios son negocios. Hay que tratar de ver los distintos puntos de vista, seguramente si tu fueras dueño de un equipo pensarías diferente y te preguntarías de donde vas a ganar dinero. En todo caso, quienes tienen que preocuparse por planear mejor las cosas son ellos, los empresarios, es su negocio, si les salen mal las cosas ellos son lo que van a perder. Que si nos gustaría que la selección ganara? Por supuesto, pero nunca hay que olvidar que es el negocio de ellos. Y no hay otra forma, si el gobierno quisiera intervenir para tomar las riendas de cualquier forma, como formar una comisión plural o de cualquier forma, la FIFA desafiliaría al futból mexicano, porque es negocio
A todas las selecciones y si no, en su mayoria las patrocinan grandes marcas, y los jugadores se llevan su tajada, cargar un peso demas ? dile eso a los jugadores cuando vayan en sus audis,bmw y demas autos de lujo, we tu no deberias llevar ese peso encima, dile a tus patrocinadores que te dejen de chingar y regresales su dinero.
La responsabilidad, es de ellos y del cuerpo tecnico, y el fracaso sera de ellos,como tambien el triunfo, nosotros solo somos espectadores.
La verdad muchos como aficionados y mas como mexicanos que nos gusta el futbol, no pensamos cuan contaminada esta la seleccion mexicana, ahora que ya lo sabemos, vemos porque, los jugadores no se parten la madre en el campo, de verdad hay muchas otras personas que quisieran estar ahi, pero se ve que el dinero puede mas que las ganas de competir sanamente, quisiera expresar muchas otras cosas pero no vale la pena porque ya me voy a comer pan.
A todo aquel que la mano del dinero alcance en cualquier club deportivo esta expuesto por lo tanto al negocio .tanto juegas tanto vales bueno fuera y fuera tanto ganas???? Por lo no se puede exijir a nadie .sin saber su verdad...pudiera ser esclavo de los tiempos modernos juega bien nacio con el don de jugar..que bueno pero no nacio con el don de defenderse ni de saber cobrar.y asi como tu y como yo apenas sobrevive el dia mientras el pais se lo traga tambien porque comete errores en la cancha.......
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