Por: Marino Reyes
La
llegada de magnates y jeques al mundo del futbol le han dado a este deporte una
impresionante globalización al grado que de llegar a crear marcas, impulsar equipos con bajo reconocimiento
mundial y abrir nuevos horizontes a las aficiones, todo en base a golpe de
billetazos, petrodólares y cheques casi en blanco al portador. La compra de
figuras para sus clubes que hasta hace no más de diez años apenas eran
conocidos fuera de Europa, hoy llegan a tener aficionados en todos lados del
mundo.
Su
manera de comprar, a veces con fuertes golpes de billete y con ofertas
difíciles de ignorar, hacen que muchos jugadores, que si bien tienen calidad
demostrada, lleguen a una sobrevaloración bárbara: ¿Realmente Luca Modric valía
los 30 millones que pagó el Real Madrid? ¿Era necesario pagar 94 millones de
euros por Cristiano Ronaldo? ¿Vale la pena pagar 250 millones por el argentino
Messi o los más de 100 millones que pidió Tottenham por Gareth Bale? ¿Neymar
valió los 57 millones de euros cuando antes de la Confederaciones nada había
ganado para Brasil? Las cifras expresadas duelen, más cuando vemos que en el
mundo hay situaciones de crisis, especialmente en España donde el desempleo
está bastante alto.
Ahora
bien, queda de manifiesto que la presión ejercida por los poderosos, añadiendo
el deseo de los jugadores por ir a clubes con mayor y mejor exposición
mediática y pagos más jugosos, terminan haciendo el berrinche de sus vidas al
negarse a cumplir compromisos con los clubes con los que tienen contrato (como
el caso Teófilo), obligando que estos los vendan más a fuerza que de ganas y
dejando al aficionado, al que los pone en el altar y los idolatra, en una
posición de decepción. Pensar en amor a la camiseta es obsoleto en estos
tiempos, quizá entendible, aunque lo menos que se le pide al jugador es RESPETO
por la misma, por el club y por la afición.
Es
el Respeto el que se ha perdido tanto en jugadores y clubes, y esa carencia
termina alborotando a aficiones que hacen ver al futbol, en un acto final de
decpeción, como un negocio de mercenarios, y donde el aficionado tiene ídolos
que se venden al mejor postor, que caducan pronto y al que le ven carente de
identidad hacia unos colores, aunque están los casos de jugadores ha mostrado
respeto hacia cada una de las casacas que han vestido. Las figuras que rechazan
este tipo de comportamientos se van desvaneciendo, la edad se los come.
Ejemplos como el de Totti, consagrado con la Roma o el mismo Del Piero en la
Vecchia Signora.
Si algo hemos visto, es que el jugador italiano sabe a quién
se debe: no se vende tan fácilmente, y en los partidos de selección, comienza
ganando 1 a 0 desde la entonación del himno nacional; si no, vean a Buffon en
cada partido de la Squadra Azzurra: es el primero en celebrar el gol a favor.
1 comentario:
Recuerdo que cristiano costo 94 millones de euros, el habia ganado champions ayudando con un gol suyo, ligas, era figura en un gran equipo, el mejor jugador de la premier, bota de oro indiscutiblemente, una estrella.
Bale no ha ganado nada, fue mejor jugador Van Persie que el, no esta en un gran equipo, ni bota de oro, y hoy hay mas de 5 o 6 mucho mejores que el.
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