14 mar 2011

POR QUÉ LE VOY A (MORELIA)

Por: Juan Francisco Santoyo


Siempre he creído que irle a cualquiera de los equipos llamados “grandes” en nuestra liga (América, Guadalajara, Cruz Azul o Pumas) es algo muy fácil. Hay gran cantidad de gente con la que uno se puede identificar, mucha otra con la cual polemizar y discutir; son los equipos que acaparan más tiempo en los medios, los que no importa cómo estén en el torneo, siempre se hablará de ellos al ser los clubes con mayor exposición mediática… Sin embargo, no para todos es así.
Aunque mi familia y yo somos todos de Morelia, crecí y durante 25 años viví en el Distrito Federal. Lo admito, el fútbol me gustó practicarlo desde muy chico, pero fue hasta que tuve 10 años que me interesó también seguirlo por la televisión y la radio. En esa época en la que comencé a seguir los juegos de la liga mexicana (allá por la temporada 1994-1995) eran los tiempos de las espectaculares Águilas de Beenhakker, del Necaxa que estaba a punto de hacer historia, de un Cruz Azul con Hermosillo, Zamora y Scoponi como sus grandes referentes, de las Chivas de Coyote, Ramón Ramírez, “Tilón” Chávez y el “Gusano” Nápoles, de los Toros Neza comandados por el hábil Mohamed y tantos otros equipos que, gracias a su buen fútbol y sus jugadores habilidosos hicieron que me enviciara perdidamente con el vaivén de nuestra liga local.
En aquellos tiempos, un tío que estaba relacionado con la UNAM nos regalaba boletos para asistir a los partidos de los Pumas en el estadio de C.U. (equipo que nunca me llamó la atención a pesar que estuve un tiempo en sus fuerzas básicas, los Pumitas) y, aunque de muy pequeño había asistido ya a algún partido (Cruz Azul 4 – 5 Correcaminos en el estadio Azteca en 1989), se puede decir que mi primer partido “real” fue un Pumas-Morelia, en la jornada 27 de aquella temporada larga, 94-95. Ese día un juvenil Braulio Luna se destapó con 3 goles y masacraron a una escuadra que, a pesar de lo aparatoso de la derrota, mostró garra, corazón y mucha entrega dentro del campo.
En ese partido mi papá me explicó que los “Canarios” que había visto con esa hermosa franja roja sobre una playera amarilla eran el orgullo de mi ciudad, de la ciudad de mis papás y de mis abuelos, y que en esos momentos vivía tiempos difíciles: peleaban junto a los Correcaminos y los T.M. Gallos Blancos el no descender a la segunda división. Me dio tanta ternura y tanta simpatía ese grupo de jugadores que parecían destinados a perderse en el abismo de las divisiones inferiores, que rápidamente empecé a sentir fervor por los colores amarillo y rojo, y comencé a apoyarlos.
Esa decisión fue algo difícil, pues todos mis amigos de la primaria (águilas, chivas, pumas, cementeros, atlantistas, necaxistas y hasta algún leonés por ahí) se reían de mi decisión de ser canario en una época en la que nadie daba nada por ellos. Eran un equipo chico, sin apoyo real (salvo por el valeroso esfuerzo de Don Nicandro Ortiz y la “Tota” Carvajal) que al parecer nadie quería que siguiera en la primera división. Todos se burlaban de mí, todos decían que el Morelia iba a descender, que no era un equipo “de a de veras”. Sin embargo, esa temporada lograron salvarse, y yo comencé a celebrar mis goles en los recreos levantándome mi playera y tapándome la cara, al estilo de un jugador que me trajo muchas alegrías durante esa etapa: Marco Antonio “Fantasma” Figueroa.
Las siguientes dos temporadas no fueron muy distintas: desde el inicio de la temporada 95-96 nos marcaron como el favorito a descender, y sólo gracias a que Tv Azteca se hizo cargo del equipo pudimos celebrar una nueva salvación, en detrimento de los Tigres de la UANL. El año siguiente –ya bajo el formato de los torneos cortos- fue algo similar, sólo que esta vez nuestro rival en la lucha por no descender fue el Pachuca. Ese año, y más en específico durante el torneo de Verano 97, mi preocupación por seguir siendo un equipo de primera evolucionó hacia algo más grande, aspiracionalmente hablando: Después de dejar fuera a los Tecos en el repechaje, el Atlético Morelia se enfrentó en la liguilla al equipo favorito para ser campeón, el superlíder y con una de las nóminas más altas de aquel año: el América. Después de ganar 1-0 en la ida, Morelia dio un partido memorable en la vuelta, jugada en el Estadio Azteca, para imponerse de manera categórica por 4 goles a 1. Ese fue un momento determinante para mí, pues la satisfacción de ver cómo los Hombres daban a los Nombres una lección de humildad, trabajo y buen fútbol fue el aliciente de seguir apoyando al equipo de manera incondicional, cosa que no ha cambiado al día de hoy.
El cambio de mote en 1999 a “Monarcas”, si bien me molestó al principio, es algo a lo que me he acostumbrado. Me da risa la ignorancia de la gente que asocia el mote de “Monarcas” con los santuarios de la Mariposa Monarca; quien conoce la historia de la ciudad sabe que es una referencia al escudo de la misma, donde se pueden ver a los 3 reyes de las distintas tribus prehispánicas que vivieron en la región.
A lo largo de los años he experimentado de todo, dentro de mi cariño y apoyo a Monarcas: desde la llegada de grandes jugadores al equipo, hasta el arribo de verdaderos petardos y troncos; he saboreado ese dulce néctar que es el ser campeón, pero también he sufrido de manera dramática la lucha por la permanencia; he visto como mi equipo brilla en torneos internacionales, pero también como ha naufragado en la mediocridad dentro de la liga casera.
Algo curioso es que, cada vez que el Morelia visitaba a los equipos de la capital (que en su momento fueron 5 visitas al año, contando al Necaxa y al Atlante cuando jugaban en el D.F.), innumerables veces estuve ahí presente, ya fuera en C.U., el Azteca o el Azul, con la playera bien puesta. Habla bien de las aficiones rivales el decir que nunca tuvimos problemas con nadie, y ahí estábamos siempre mi papá y yo, apoyando al equipo. También cuando iba de visita a Morelia y coincidía con algún juego de local, ahí estaba en el estadio Morelos. Ahora que vivo en la capital michoacana, es de ley estar cada 15 días con mi primo en los juegos de local de Monarcas; finalmente uno de mis deseos de la infancia se ha hecho realidad.
¿Por qué le voy, pues, a Monarcas Morelia? Porque es el equipo que representa a mis orígenes, mi historia, a mi ciudad y la ciudad de mi familia; porque crecí como aficionado de la manera más dura y cruel posible, pero que eso mismo me hizo ser un aficionado maduro, aguantador, objetivo, fiel y leal; porque me ponía y portaba con orgullo la playera en un ambiente en el que nadie más le iba al equipo; porque he reído y celebrado los triunfos, mientras que he llorado con las derrotas y los fracasos; porque tienen la combinación de colores más bonita (sólo conozco otro equipo que juega de rojiamarilo, el Lecce de Italia); porque el antiguo escudo del Atlético Morelia es de los más bonitos en la historia del fútbol mexicano; porque dejamos en alto el nombre de México en la Copa Libertadores del 2002; porque tenemos uno de los estadios más bellos, completos y funcionales de Latinoamérica; porque nadie nos ha regalado nada; porque siempre estamos ahí, compitiendo, aún cuando a nivel nacional no se hable casi de ellos y hasta pareciera que a algunos les parecemos un estorbo; porque no me importa que no tengamos un clásico o un derbi propio (aunque me gustaría ver de regreso a los Reboceros de la Piedad en primera división, o que resucitara el Zamora), no necesitamos de otro equipo para forjar un nombre propio…
Sintetizando, pues, no me importa que los aficionados de otros equipos presuman más títulos y logros; alegrías que tengo serán contadas, pero todas ellas gozadas por mí, y eso… eso es algo que no cambiaría por nada.

9 comentarios:

M. Damián dijo...

De Morelia es grato recordar la Libertadores 2002. El equipo del Tato era genial, lástima que el Mundial los enfrío y que Noriega no asistió.

Emilia dijo...

Me gusta mucho este blog.!! Además de que una se identifica.! Soy super futbolera.!
Saluditos

Anónimo dijo...

Una excelente muestra del amor y la pasión que puede llegar a despertar una camiseta!!!!!
Y bueno hay muchas cosas con las que yo me identifico, igualmente me empezó a interesar el fútbol en la temporada 1994-1995 y nunca pude identificarme con los equipos grandes, aunque esa temporada tuvieron, en especial Necaxa, América, Cruz Azul y Chivas una actuación espectacular.
Un desempeño memorable el del Morelia en la Copa Libertadores 2002 y que lástima que Tato Noriega no pudo jugar el mundial de ese año, Aguirre, como siempre, prefirio a su cuate -en ese caso, Gabriel Caballero-.
Excelente artículo!!!!!!! Y eso que no le voy al Morelia.

EmeChame dijo...

Me hubiera encantado escribir esta entrada, pero veo que dignamente alguien pudo escribir sobre el orgullo de ser Canario, de ser (V)onarca...

Anónimo dijo...

Comparto el sentimiento, yo soy aficionado del MORELIA y con mucho orgullo lo digo y este articulo describe muy bien lo que me ha tocado vivir con este equipo tan querido.

Desde los 12 años le voy al ATLETICO MORELIA, LOS ATES, LOS CANARIOS, LOS MONARCAS.

Y es muy cierto NADIE NOS HA REGALADO NADA y así es en la vida diaria, Luchar y Esforzarse, todo sabe más rico cuando te lo ganas a pulso y con el esfuerzo propio.

GRACIAS A DIOS SOY AFICIONADO DEL MORELIA.

Oscar Varela

Anónimo dijo...

Awevo arriba el monarcas morelia!

Anónimo dijo...

Me identifico plenamente con todos ustedes, mi papá le va a los pumas y aunque me quiso inculcar esos colores de azul y oro, yo siempre en mi ADN sere AMARILLO Y ROJO.
Que bellos recuerdo el ir al venustiano carranza de chiquillo y gritar con todo AL EMPATE MORELIA!!!
Muy buena foto, de izq a derecha juan angel bustos, fantasma figueroa, juan carlos vera.
Y ARRIBA EL MORELIA!!!!

Cajeterox1 dijo...

Recuerdo a Walter Burguez, José Luis Rodríguez, Fernando Piña, el "Mudo" Juarez, "Fantasma" ( quién no celebró un gol a su manera?). Esa semi final que pierden con Chivas, a la "Tota" Carbajal entrando tarde a la cancha... caray, mis respetos para un Morelia que, aunque muchos digamos que no, siempre puso pimienta a esta liga

Anónimo dijo...

Me siento conmovido de saber que no soy el unico que sufrio de burlas en aquellas epocas que estuvimos a un paso del descenso, que a pesar de todo estuvimos apoyando al equipo y un merecido reconocimiento al profe Meza que practicamente nos mantuvo en primera al ganar los puntos que se necesitaba. Aqui obviamente faltan nombres que son historicos en Morelia, como Jacinto Ambriz, Mario Juarez y tantos otros Hombres que superaron a los nombres.