ADORABLES AMERICANISTAS

De que existen americanistas sumamente agradables, ni quién se atreva a dudarlo. Los hay por centenares y en nada se parecen ni a los gañanes que tienen secuestradas a las barras azulcremas o a los juniors que retan a madrazos a la afición rival desde la seguridad de un palco. El problema es que en un deporte donde abundan los estereotipos, terminan pagando justos por pecadores. De esta forma el americanismo queda reducido a dos categorías- los burócratas que leen la revista Quién o la bola de mamones que salen en ella. Una y otra escorias de la sociedad representan lo malo, lo negro. En el extremo opuesto, en la blancura total, nuestra mente ha colocado a las aficiones de los 17 equipos que conforman la primera división nacional. En cada una de ellas también hay quienes leen la Quién y quienes aparecen en sus páginas. Vamos pues, la diferencia entre los aspirantes a “Barras Bravas” de Pachuca, Pumas, Chivas, Santos o el equipo que sea debe ser muy poca frente a la peor afición de las Águilas. Pero como los estereotipos terminan por convertirse en máximas nos da por pensar que no hay peor aficionado que aquél que lleva puesta una camiseta del América. Conozco muchos que no encajan en ese perfil y nada me daría más gusto que verlos festejar una victoria de su equipo el domingo contra Cruz Azul. Pero después de ver la clase de gañanes que desafortunadamente manejan parte del americanismo (expuestos en el excelente reportaje de Reforma), deseo con toda mi alma que gane la Máquina.