AL SUPER BOWL CON TODO CARIÑO

Como aficionado al futbol mexicano uno tiene que aguantar de todo.

Que la selección siempre se quede en la raya. Que nuestros mejores delanteros se desinflen al momento de la verdad. Que “El Perro Bermúdez” no se haya jubilado. Que tengamos desgracias de partidos como un San Luis-Jaguares. Pero ni modo. Uno tiene que hacer de tripas corazón pues aquí nos tocó vivir. Además no todo es tan malo y hay veces que la luz al final del túnel nos vuelve a iluminar. Como cuando la selección despedazó a los gabachos en la Copa de Oro, o la final de ida en el torneo pasado.

Si ese tipo de partidos fueran la regla y no la excepción no tendríamos a ningún aficionado al futbol americano restregándonos el Super Bowl. Porque vaya que abundan, y este fin de semana les encantará recordarnos que en su deporte no existe el 0-0 y que los jugadores jamás fingen una falta. Ahí sí se pegan como hombres, dicen ellos, que por lo general nunca han recibido la patada de un central en la espinilla. Es más, la mayoría ni siquiera ha jugado americano. Pero todos tienen algún primo-amigo-vecino-cuñado que jugó en Perros Negros, en el Poli o en el Tec. Y “está bien mamado”, murmuran, como si Drogba fuera un enclenque.

En lo personal yo no tengo nada que criticarle al deporte que tanto adoran. Es más, trato de no perderme ningún partido de los playoffs de la NFL. Sin embargo este fin de semana si me dan a escoger entre el Santos-Colts o el Chivas-Querétaro, me quedo con este último. Ni hablar. Soy de Satélite. Y soy Panbolero.