Por: Emiliano La Pointe Pineda
A pesar de ser considerado como
uno de los centrales más seguros del fútbol actual, Thiago Emiliano Da Silva evidenció,
con aquel bloqueo absurdo sobre el portero colombiano, su novatez en el
campeonato más importante a nivel selección.
Su intento por emular las
proezas de Daniel Pasarella y Didier Deschamps, de 1978 y 1998 respectivamente,
no fructificó. Pareciera que al defensa estelar le habría bastado con saberse
anfitrión, como lo fueron los otros dos, para confiar en que también terminaría siendo campeón del certamen.
Pero entonces Silva habría
olvidado que el peso del capitán Pasarella no fue tan
relevante como el del general Videla en la obtención del primer título de la
albisceleste; así como que en realidad Deschamps era un viejo lobo de mar, cuyos
intentos por participar en esa competición ya le habían sido negados en 1990 y 1994.
El tan llamado líder de la
selección brasileña se hizo amonestar tontamente durante los cuartos de final. Eso
le costó una suspensión para el juego semifinal, donde los alemanes
aprovecharon la endeble defensa canarinha, que no pudo llenar el vacío dejado por la
estrella del Paris Saint-Germain, y les propinaron una derrota tan histórica como
humillante.
Mucho se habló de la ausencia
de Neymar, pero en realidad ese arrebate estúpido de Thiago Silva, el neofito
del gafete, fue un factor más decisivo en el desenmascaramiento del scratch du oro, lo que devaluó el concepto
“capitán" al grado de que en vez de evocar a leyendas como Dunga y
Cafú, se termine por pensar en el rap de Caló.
La Copa FIFA es capaz de
seducir a cualquiera, y a pesar de que muy de vez en cuando se comporta como
una cougar que se deja cargar por un
joven inexperto, en realidad prefiere que las manos que la levanten y los
labios que la besen pertenezcan a jugadores experimentados.
No por nada figuras como Franz Beckenbauer,
Dino Zoff, Lothar Matthäus, Cafú, Fabio Cannavaro e Iker Casillas recibieron la
pieza dorada en su tercera
participación en Copas del Mundo.
La edición de este 2014 no será
la excepción, pues tanto Philipp Lahm como Lionel Messi han estado presentes en
las dos justas previas, y precisamente en ésta han llevado el gafete de que los
distingue como líderes de sus escuadras.
De esa manera, quien quiera que sea el
ganador, el trofeo será entregado a un jugador con tres mundiales a cuestas. A final,la experiencia cuenta.
1 comentario:
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