“Un fin de semana común para las parejas que gustan del futbol es delicioso, se prepara la comida, las bebidas, la botana y disfrutas momentos increíbles al lado de la persona que quieres apoyando a tu equipo. Hay un tipo de mujer para la cual los fines de semana de futbol a veces se convierten en soledad y mucha; mucha tolerancia”
Ella sí sabe…
Le tocó ir al SUPER medio desvelada, y medio triste porque hoy es su aniversario y él no estará, todos le dicen “deberías acostumbrarte” “así es su trabajo, ni modo”. Lo que todos no saben es que el día que deje de sentirse triste entonces estará dejando de sentir el amor que siente por él.
Se da
prisa para llegar a casa a prender el televisor y verlo por lo menos en la TV,
aunque desconoce si esta acción la hará sentir más su ausencia, enojarse y
frustrarse o si la consolara.
Mientras dan
los nombres de los jugadores ella ha preparado una bolsa de palomitas y un par
de cervezas, pese a que ningún equipo ya es de su interés ¡es un clásico!, su
visión ha cambiado y ahora ve el futbol más fríamente. Ha dejado de creer y de
ser fan de algunos jugadores, más bien esos sentimientos se trasformaron en decepción
y a veces repulsión hacia esos mismos jugadores.
De entre
tantas cosas rescatables de él, en la cuestión laboral ella se levanta el
cuello, ya que sin él, el juego no podría llevarse a cabo, pero se convierte automáticamente
en enemigo de los 22.
Por el
aniversario ella se pone melancólica y recuerda las muchas veces que ha tenido
que enfrentarse a ver que le arrojen cosas, otras tantas que le escupan, los famosos
“limonazos” e infinidad de insultos incluyendo el…
¡Hijo de puta!,
-“si
ellos supieran que mi suegra es un pan de Dios”.- Sonríe-
Los
comentaristas, los enemigos disfrazados de amigos; los critican por medio de
repeticiones y acercamientos sin saber que las jugadas suceden en segundos y es
donde él debe de asumir su responsabilidad con la probabilidad de cometer un
error, nadie tiene su visión, su ángulo, su experiencia, pero esto ellos no lo
toman en cuenta; los llaman jueces… ¡ ja ! ¿Quiénes son los jueces en realidad?
Nada; en
todo eso le quita los momentos de gloria compartidos, sus ascensos, sus
premios, la fuerza que tiene para permanecer con ganas cada mañana para
entrenar aunque ella lo haga desvelarse, el carácter para permanecer frio ante
los insultos y agresiones. Ella lo admira. Ella sabe que tomó la mejor decisión
por estar a su lado y que a pesar de las constantes salidas permanecerá ahí
para él, viéndolo a través del televisor, apoyándolo cual aficionada con
playera.
Mucha
gente lo saluda en la calle, los vendedores en las tiendas son amables con él
como con cualquier persona. Y hasta los niños le sonríen. Su ángel le permite
ser una persona especial para la gente que lo conoce, para sus familiares y
amigos. Los aficionados, no entienden,
que lo que hacen ¡es su trabajo!, como ser obrero en una empresa, como ser
maestro en una escuela. Él ama su trabajo, ha sido su primer amor; amor que
decidió compartir con ella.
Ustedes
no lo saben y no lo entienden…
…pero
ella sí sabe, querer a un árbitro.
14 comentarios:
snif snif ............. muy buena
WOOOW ESO ES AMOR!!!
Te rifaste, tal vez nunca lo vemos así
excelente narración .... sin duda :)
Simplemente buenisimo y atinado, mil gracias por narraciones como esta. Saludos
Excelente muchas gracias por esta historia llena de verdad y llena de amor. No pretendo ser aguafiestas pero hay muchos arbitros del sector aficionado que no salen en tv. Un fuerte abrazo a todos ellos
...Yo sé
Excelente.!
hola tambien me toco vivir esas epocas con èl y lo apoye de la misma forma he incluso los insultos los vivi en carne propia
Es dificil tal vez para muchas entender y apoyar una profesion asi, pero te acostumbras y ahí sigues al pie del cañon, amenos q el sea el q no quiera q sigas ahí, exito para todos aquellos q tienen esta profesion y la aman mas q a nada!
Yo amo a mi árbitro...!!!
Sin duda alguna, AMO A MI ÁRBITRO!! Por cierto, al leer se me salían las lagrimas y tenía un nudo en la garganta..
Nadie sabe ni comprende el trabajó de los árbitros
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