Amores Xolos

Me imagino que cuando un equipo de futbol adopta un animal para que lo represente, el primero en el que piensa es aquel cuyas características reflejen mejor su forma de jugar. Así, quienes se hacen llamar con el mismo nombre de un felino salvaje, por ejemplo, intentan decirle al mundo que son tan ágiles y feroces como un tigre, león, pantera o jaguar; da igual.

No así el equipo de Tijuana. 

Aunque se mueven con la velocidad, coordinación y eficacia que una manada de lobos emplea para despedazar a su víctima, eligieron como símbolo y nombre del club a un perro lampiño y poco bravo, rompiendo así una de las primeras reglas no escritas en los deportes de conjunto: el animal que identifique al equipo tiene que infundir temor, o cuando menos respeto.

Otra regla no escrita que se han pasado por el arco del triunfo tiene que ver con la cancha del Estadio Caliente. Es sintética y a juzgar por el brillo que despide bajo las luces del alumbrado, una de dos: está demasiado gastada o no es de última generación.  Sea como fuere, y en detrimento a la opinión de Johan Cruyff, el pasto artificial no impidió que los tijuanenses desarrollaran un estilo de juego vistoso y efectivo tanto en su estadio como fuera de él.

También rompieron con la mentalidad temerosa con la que comúnmente un club recién ascendido afronta sus primeros torneos en la primera división. Por algo contrataron como DT a Antonio Mohammed en vez de haberse ido por la opción aparentemente segura de un Tomás Boy, Romano, Carrillo y tantos otros que en sus periodos de desempleo trabajan como analistas en Televisa o ESPN.

Asimismo evitaron dejarse secuestrar por promotores que venden sacos de papa a precio de pepitas de oro, y en vez de abrir la cartera por delanteros de la tercera división brasileña y mediocampistas argentinos que en algún punto lejano de sus carreras pintaban ser el “nuevo Maradona”, se trajeron al ecuatoriano Fidel Martínez y el colombiano Riascos que juegan tan bien como horrorosos son sus peinados.

Esto más haber apostado por jugadorazos que suponíamos en el declive de sus carreras como Cirilo, Aguilar y Arce, ha llevado a los Xolos a su primer final en torneo de liga (o Liga MX ¿hay alguna diferencia?).

Quién sabe cómo les vaya porque enfrente tienen a un Toluca que se las sabe de todas todas. Lo cierto es que ganen o pierdan ya lograron mucho más de lo que imaginaban hace apenas 18 meses: conquistar el corazón de una ciudad que por muchos años fue eminentemente beisbolera, subirle varios puntos de rating a TvAzteca, y convertirse en el segundo equipo favorito de mucha gente a lo largo de todo el país (aguas Pumas).

Suerte Xolos. Y más torneos como este.