¿A quién diablos engañó Lance Armstrong?
A los millones de personas que compraron una horrenda pulserita de hule color amarillo en $1.90, seguro que sí. También a las que pagaron hasta un 20% más en cualquier bicicleta, laptop, reloj o corbata bajo la marca Livestrong. Asimismo debemos incluir a los amantes del ciclismo que de forma un tanto inocente atribuían la aplastante superioridad de Armstrong a su fortaleza mental. Y nada más.
Porque creer que quienes más se beneficiaron con la trayectoria del ciclista tejano, es decir patrocinadores y ciclistas profesionales, periodistas, organizadores del circuito profesional de ciclismo y miembros de diversos organismos deportivos, no sabían que el tipo se dopaba, es pecar de pendejo.
Por eso resulta asqueroso, por decir lo menos, que quienes más engordaron en la época dorada de Armstrong sean precisamente los que más duro lo juzgan ahora que está tan cerca del suelo.
Te estoy hablando, Nike.
¿O es que acaso la compañía del Swoosh no tiene cola que le pisen?
Conocían desde hace 10 años el extenso reportaje de L’Equipe donde se ponía en tela de juicio el performance de Armstrong, pero no solo se hicieron de la vista gorda sino que gracias a su poder publicitario lo encumbraron a niveles de popularidad hasta entonces inimaginables para cualquier ciclista.
Lo anterior no impidió que en el comunicado oficial donde explica los motivos de su ruptura con Armstrong, Nike Inc. esgrimiera que el ciclista los engañó por más de una década. Acto seguido condena el uso de cualquier sustancia ilegal que mejore el desempeño deportivo.
El primer motivo es imposible de creer, por lo cual el segundo queda como muestra del cinismo con el que hoy día operan las corporaciones multinacionales más grandes del planeta.
¿Qué tal, Nike, si hablamos de los salarios miserables que se pagan en las maquilas donde se fabrican tus tenis y camisetas? Según diversos estudios, el sueldo promedio de un trabajador en un sweatshop asiático de Nike no supera los $42 dólares al mes, trabajando jornadas de diez horas, hasta siete días por semana. Esto equivale a 1.60 dólares por jornada de trabajo, apenas el 1% del valor en retail de uno de los 100 pares de tenis que cada trabajador produce por día.
Da excelentes ganancias aprovecharse de gente muerta de hambre en países del tercer mundo, ¿verdad?
Y ya que estás en contra de sustancias prohibidas, ¿te parece si hablamos sobre las sustancias tóxicas a las que están expuestos esos mismos trabajadores? De acuerdo a varios expertos éstas son 100 veces más altas que las permitidas en Estados Unidos y pueden disminuir la expectativa de vida hasta 15 años.
¿Y qué me dices, Nike, del eslogan gracias al cual no solamente vendes productos sino actitud frente a la vida? ¿Acaso Just Do It no resume a la perfección el ethos de una sociedad híper-competitiva para la cual no hay nada más importante que ser el primero? El primero a costa de lo que sea: vida privada, descanso, desarrollo personal; y si nada de lo anterior alcanza, siguen la honradez y los principios.
Nike Inc. no es culpable de que Lance Armstrong haya arruinado su carrera, por supuesto, pero es la corporación con menos autoridad moral para darse golpes de pecho y sacar por la puerta de atrás a quien ocupara, hasta hace no mucho tiempo, uno de los pedestales más altos en Niketown.
Desafortunadamente son las corporaciones y no los deportistas quienes tienen la sartén por el mango. De lo contrario tanto el Barça como la selección de Brasil, así como figuras de la talla de Cristiano Ronaldo y Neymar, podrían suspender sus contratos con Nike acusándolo de abuso laboral; o dopaje mercantil, si se prefiere.
Por último ¿qué hay de todas las personas que ven en Lars Armstrong una fuente de inspiración para vencer la adversidad? ¿Se sentirán engañados como miles de fans y usuarios de pulseritas amarillas? ¿Acabarán dándole la espalda como algunos de sus patrocinadores?
Apuesto que no, pues saben que no existe competencia más dura y desgastante que vencer un cáncer avanzado. Junto a esa prueba de vida el Tour de Francia es un carrousel de feria infantil.
Lars Armstrong la ha ganado de forma aplastante los últimos diez años.
Y ahí sí, no hay forma de doparse.
5 comentarios:
Clap! Clap! que gran entrada, felicidades. Esto nos hace pensar mucho como la mercadotecnia aprovecha al máximo las oportunidades del éxito de los deportistas y cuando sale a la luz alguna verdad incómoda del mismo, le dan la espalda, lo juzgan y le recriminan muy a pesar de los millones de dólares que les hizo ganar. Para mi Armstrong es una persona fuerte y a la que se le debe de admirar, el dopaje no le dio una ventaja competitiva sobre los demás, su valor y coraje por vencer a uno de los peores enemigos de los seres humanos, si, esos son por encima de todas las drogas, los mejores aliados de una persona. Sin importar que le hayan quitado todas las medallas que ganó en el Tour nunca nadie le quitará la más grande e importante: ganar la carrera más importante de su vida y del mundo, contra el cáncer.
APLAUSOS. DE PIE. APLAUSOS. MÁS APLAUSOS. LO MEJOR QUE HA PUBLICADO ESTE MARAVILLSOSO BLOG EN MUCHO TIEMPO
Gracias por la elocuencia con la que expones una de tantas hipocresías del mundo corporativo tan torcido hasta para con sus "héroes" que les han hecho ganar millones. Se necesita valor para escribir con tanta claridad lo que muchos pensamos y no atrevemos a decir. Gracias.
Siempre me ha gustado su punto de vista y normalmente lo comparto, aunque en este caso no sé qué pensar. Siento que sólo encontraron un pretexto para decirle a Nike todo lo que le tenían guardado. Sí explotan gente, sí los tienen en las peores condiciones laborales (por lo menos eso es algo que se sabe, aunque aquí nunca mencionan una fuente cuando hablan de cifras) y sí se hacen millonarios por usar a sus deportistas, aunque nunca hablaría de "explotarlos". Esto es un juego de dos y no creo que ni Cristiano Ronaldo ni nadie se queje porque estén ganando 100 millones de dólares al año por usar su ropa. No estoy diciendo que no haya razón en este escrito, pero creo que no es del todo claro el tema principal. Por un lado hablan de el engaño de Armstrong a los que apoyamos la fundación siendo que no creo que tenga una cosa que ver con la otra ya que Livestrong es real y no porque el fundador haya hecho trampa, no cumple con lo que debe hacer. Acá en Austin es un ejemplo y cada semana hay alguna actividad para juntar lana. Yo seguiré apoyándola independientemente de si Armstron se dopó o no y nunca me sentiré engañado por comprar su pulsera o por ir a sus eventos. Y como dicen al final, para mí Armstrong siempre será un ejemplo de lucha. De una u otra manera, todos se dopan, sólo que él ganaba y eso no le gustó a los que perdían. En fin. No sé si fui claro, jajaja. Al final, podrían haber dedicado este artículo para hablar de Nike y su emporio explotador y dejar a un lado a Armstron. Eso era todo. Un saludo.
Armstrong no engañó ni defraudó a quienes compran productos Livestrong como una forma de sumarse a la lucha contra el cáncer. Para todos ellos Lance Armstrong es fuente de inspiración, no por los siete Tours ganados sino por la forma en que superó su enfermedad. Hice mal en ponerlos a todos en el mismo paquete. Ahora bien, en cuanto a la forma de actuar de Nike sigo pensando que está llena de hipocresía. Y es que resulta imposible creer la sorpresa y "profunda tristeza" con la que reaccionaron frente al dopaje de Armstrong, máxime cuando desde hace muchos años había tanto material que los puso sobre aviso. Están, por poner solo algunos ejemplo, el reportaje de LÉquipe en 2007 (http://www2.lequipe.fr/redirect-v6/homes/Cyclisme/DOPAGE_ARMSTRONG_2.html), así como muchas declaraciones de quien fuera su masajista, la irlandesa Emma O'Reilly (http://www.irishcentral.com/news/Irish-woman-Emma-OReilly-blew-the-lid-on-Lance-Armstrongs-doping-174016911.html). No tengo nada en contra de Nike. Pero tampoco me chupo el dedo.
Saludos!
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