A los gringos, con amor

¿Qué sería de Batman si no tuviera enemigos de calidad? Pues nada, que Bruce Wayne traería 40 kilos de más y no podría hacer otra cosa que no fuera animar fiestas infantiles. Pero vaya que tiene enemigos, y son tan complejos y difíciles de vencer que con el paso del tiempo han hecho de Batman el héroe más oscuro e interesante que existe.

Lo anterior ayuda a ilustrar una verdad que ha trascendido el universo de los cómics y se puede aplicar a muchas áreas del mundo real, en este caso los deportes: 

“dime quién es tu archirrival y te diré qué tan bueno (o malo) eres”.

Federer no sería lo mismo sin Nadal y Djokovik, en tanto que Phelps se colgó seis medallas olímpicas en Londres gracias, entre otras cosas, a la presión que le metió Ryan Lochte. Y ni qué decir del Real Madrid actual, que se ha convertido en una aplanadora porque enfrente tiene al mejor Barça (y tal vez mejor equipo) de la historia.

Por todo ello deseo que nuestro histórico y odiado archirrival futbolístico no deje de crecer. Que cada vez haya más gringos en equipos grandes de Europa, al tiempo que la MLS se convierte en una de las ligas más atractivas del planeta. Es más, me encantaría que de la mano de Klinsman lleguen a la meta que se trazaron en 1989, aquella de que 25 años después alcanzarían las semifinales de un Mundial.

Y es que cuando ellos dejaron de ser tan malos, allá a principios de los 90, nosotros comenzamos a ser mejores.

¿Qué sería del futbol mexicano si enfrente no tuviera un archirrival como Estados Unidos? Tendríamos que medir nuestro futbol contra el de El Salvador, Honduras y Costa Rica. Lo cual nos haría sentir una vez más que somos unos chingones, unos gigantes pues, nomás porque estamos rodeados por enanos.