Por: Alejandro Hernández Yáñez
Una de las posiciones más ambivalentes del soccer es la que desempeñan
los porteros al defender la línea de gol. Dicha función los hace definir el
resultado de un momento a otro y puede convertirlos en los héroes o villanos
del partido según la opinión de los medios y la afición.
Los Guardametas son los jefes de la zona más importante del campo de
futbol. Ídolos de niños y jóvenes quienes tratan de imitar sus proezas en la
cancha de 120 por 90 metros. Responsabilidad que comparten y ejercen con
orgullo aunque no sean reconocidos como otros compañeros. Son los arqueros del
balompié, personajes desconocidos del
área chica.
El reconocimiento es efímero, ya que los mismos medios de comunicación
y espectadores del encuentro determinan si el cancerbero influye en el
marcador. Situación que demerita su trabajo en cancha en relación a que su responsabilidad se limita a la de atajar
balones, acción que no únicamente realiza a lo largo de 90 minutos de juego.
Portero sin suerte no es
portero. El peculiar caso de Luís Ernesto Michel.
El Jalisciense Luís Ernesto Michel Vergara, portero titular y unos de
los referentes del Club Deportivo Guadalajara, representa un ejemplo de la fama
y la ruina que conlleva ser cancerbero, con base a su trabajo, las críticas de
los medios y la afición sobre su rendimiento.
“El Gato”, como también es conocido, es titular de la meta rojiblanca
desde 2007. Su debut profesional fue ante el Club Irapuato en 2004, pero tuvo
que esperar tres años más para poder consolidar su lugar en la portería Chiva,
gracias a la salida de Oswaldo Sánchez al Club Santos de Torreón.
Su carrera ha tenido más altas que bajas debido a que tuvo que lidiar
por varios años con la sombra de Oswaldo para actuar en la cancha. Ya para 2008
el futbolista nacido en Guadalajara sufrió una doble fractura del brazo
izquierdo al encarar un partido del torneo Interliga Norteamericano, que lo
hace perder más de la mitad del torneo Apertura de ese mismo año y que
significó una baja sensible a la oncena comandada por José Manuel de la Torre.
En el campeonato que concluyó hace unas semanas, el Clausura 2012,
tuvo que enfrentar la controversia ante la afición por el bajo rendimiento del
equipo: malos manejos, fallas ante el marco por la inexperiencia de los
delanteros, pésimas decisiones directivas entre otros factores, pesan también
sobre los hombros de Luís, más por ser
uno de los jugadores con mayor experiencia
dentro del equipo.
Ejemplo de esta controversia se dio en el partido contra Xoloscuintles
de Tijuana en cancha del Estadio Onmilife, la nueva casa del Guadalajara.
Partido importante para el cuadro rojiblanco, dirigido entonces por Fernando
Quirarte pues para la tarde noche del sábado 21 de enero de 2012 y a tres
jornadas de iniciado el campeonato, El Rebaño no tenía puntos sumados de nueve
posibles.
Corría el minuto 15 del primer tiempo cuando Jaime Almazán tiró un
centro a la olla desde la banda derecha sin peligro aparente, que es conectado de cabeza por el ecuatoriano Duvier Riascos
Michel atajó el tiro pero concedió un rebote dentro del área chica para que
José Sand, atento a la jugada, empujase el balón al fondo del marco. Caía el
uno a cero contra los locales.
El público del estadio no reaccionó ante la falla de Michel. Solamente
los medios que transmitieron el partido y retransmitieron el resultado a lo
largo de dos días culpaban al cancerbero del error con el que cayó el primero
de dos goles que la oncena fronteriza propinara al cuadro rojiblanco,
traduciéndose en la tercera derrota consecutiva del Chiverío que consumó el
peor inicio de torneo de su historia y de paso, significó el cese del “Sheriff”
Quirarte como Director Técnico.
Semanas después el cancerbero rojiblanco declararía a través de su
cuenta de Twitter lo siguiente, respecto
al rendimiento individual y colectivo del equipo, comprometiéndose a cumplir
ante la afición y solicitando su apoyo:
“Los 30 millones de
aficionados le dan vida a este equipo. 1 punto de 18 es inaceptable para esta
institución. Cualquier argumento suena a justificación, somos los responsables
del mal paso del equipo. El trabajo es lo que va a sacar a Chivas adelante. En
las buenas les he dado la cara y ahora que el equipo no va bien aquí estoy.
Nunca he bajado los brazos, de corazón les digo que hoy más que nunca
necesitamos de su apoyo. Gracias”.
En la jornada ocho El Gato Michel
daría de que hablar, ahora en el partido contra el Club Santos. El Rebaño
jugaba de local y estaba a cuatro minutos de obtener su primera victoria del
torneo cuando Johnny Magallón empujó dentro del área a Oribe Peralta,
decretándose la pena máxima a favor del equipo Lagunero.
Parecía la debacle aunque se tratara de un empate. 2-1 ganaba hasta
ese momento el conjunto de la Perla Tapatía y Marco Antonio Rodríguez el
silbante en aquella ocasión, señalaba un penal que podía mermar en la confianza
de los jugadores, romper las ilusiones de la afición dentro del estadio y los
millones de seguidores que veían el partido por televisión.
El tiro penal sería ejecutado por Hércules Gómez, quién minutos antes
abrió el marcador por parte del equipo de Torreón. Con un soberbio remate de
cabeza metiendo un efecto al balón, colocándolo a segundo poste y dejando al portero chiva sin movimiento, viendo
como la bola perforaba la red de su meta.
El destino le tendría preparada una revancha. El árbitro acomodaba el
balón a once pasos de distancia. La afición apoyaba a su cancerbero con gritos
como: “portero, portero, portero,” e incrementaba las rechiflas contra el
rematador. Mientras la autoridad, queriendo ser protagonista del encuentro,
señalaba a Luís Ernesto Michel que debía colocarse sobre la línea como lo
marcan las reglas del balompié.
La hora de la verdad llegaba: “o empata Santos o gana Chivas” decía
Jorge Pietrasanta al narrar el partido. El juez silbó para cobrar el tiro.
Confiado, queriéndose lucir a la garrincha,
Gómez conectó muy débil al centro de la portería, aguantando Luís Ernesto el momento para atajar el balón. El club
Guadalajara conseguía su primer victoria del torneo en manos de su arquero,
quien inmediatamente de atajar el penal salía jugando con tal de agotar los dos
minutos que faltaban al partido.
Los hinchas gritaban de júbilo, los compañeros desubicaban sus líneas
con tal de bajar a felicitar al “uno” rojiblanco por la acción contenida. Al
día siguiente, los diarios y noticieros ponían en sus titulares, a ocho
columnas, la foto de Luís Michel sin playera, cargado por sus compañeros y
catalogándolo como la figura de la jornada. No hay menor duda, portero sin
suerte, no es portero, en la cancha, en la vida y en el gusto de los medios.
La controversia
A partir de la anécdota de Luís Michel se puede hacer el análisis
correcto de la problemática. Los medios inflan y demeritan a la vez el trabajo
del guardameta aunque sus intervenciones sean pocas en relación a las de otros
compañeros dentro del campo.
Félix Fernández en su libro Guantes
Blancos, Las redes del futbol habla sobre la anécdota de demeritar el
trabajo de portero y limitar su campo de acción a una porción del campo: el
área chica. Debido a que en ocasiones quienes narran o comentan una jugada
jamás han tocado un balón o no han participado en jugadas como esas.
Para Gerardo Mellín, reportero de Azteca Deportes, tanto medios como
afición no reconocen el trabajo de un cancerbero por la sencilla razón del
momento que gozan los delanteros: “el
delantero es el que siempre acapara las portadas de los diarios. Al fallar una
oportunidad, no se le recrimina tanto como a un portero, pues se generan otras
tantas para meter gol”.
Ante esto hay diversas reacciones. Luis Fuentes, defensa de los Pumas
define que hay varias circunstancias por las cuales se niega el gol en determinada
situación, destacando la técnica individual del portero. “Si el
portero es un gran guardameta también influye, puede achicar bien, tiene
grandes reflejos, pueden combinarse varias cosas por la cual no puedes anotar”.
Con esto, los medios demeritan el trabajo de un portero, en función de
las pocas intervenciones que pueda tener durante un partido pues cargan la
responsabilidad del gol al eje de ataque. En otras palabras, el guardameta solo
interviene en la falla del delantero.
Sin embargo, hay que tener en cuenta quién emite ese tipo de
comentarios con el fin de darle validez. No es lo mismo un comentario de un
jugador retirado, colaborador en un medio que el de un reportero o cronista
interesado en el tema. Otro factor que influye dentro de esta cuestión de ignorancia de la
pertinencia de ser portero es que el titular de posición de meta ya está
preparado para esa experiencia, sin embargo contando con el respaldo de la
directiva y los compañeros, esta querella no es trascendental.
Es lo que opina Alejandro “Pikolín” Palacios portero titular de los
Pumas de la UNAM: “No es fácil estar en
la portería y menos en un equipo como Pumas. Entonces, siempre hay un ambiente
de presión, sobre todo por parte de los medios, no tanto por parte de la directiva a los
jugadores, ya que regularmente te brindan el apoyo.”
A partir de ello Odín Patiño, el segundo guardameta del cuadro del
Pedregal opina ante el tema centrando su opinión en valorar el trabajo
individual que los comentarios generados a su rendimiento: “Hay jugadas que gente que sabe de futbol puede tener una opinión,
aficionados que nunca han pateado un balón, que nunca han estado en un campo de
juego pues pueden tener otra. Aquí lo importante es saber cuándo lo hiciste
bien o cuando lo hiciste mal”.
A partir de lo bien preparado,
tanto física, psicológica y técnicamente el
jefe de los tres palos parece hacer caso omiso a lo que pueda ocurrir extra
cancha durante los 90 minutos de juego. Solo busca concentrarse en su trabajo, aportar
al equipo y buscar un mejor rendimiento
colectivo.
Con ello, existen dos vertientes sobre el desempeño del guardameta.
La primera es que puede tener funciones
dentro del campo de juego además de la principal. La otra consiste en descubrir
que cualidades técnicas y físicas debe tener para prepararse y consolidarse
como un buen arquero, sin importar la opinión de los medios de comunicación.
El portero, un jugador de
campo sin acción aparente.
Durante 90 minutos un cancerbero no se dedica únicamente a atajar
balones. Tampoco se pone a leer una revista como Jaime “Tubo” Gómez ante la
ausencia de ataque del rival. Cumple otras funciones que enriquecen el trabajo
colectivo del equipo. La primer función que cumple por ejemplo, es elaborar códigos y
tácticas de colaboración entre sus defensas. Como establece Luiggi Bonizzoni en:
El portero: preparación física, técnica y táctica: “es el portero el que debe
aconsejar y dirigir a los propios compañeros de la defensa empleando un lenguaje
particular constituido por expresiones breves, simples e inequívocas.”
Con lo anterior se busca crear una especie de confianza y control
dentro del primer cuadro del campo. La relación biunívoca se encuentra explícita
gracias a la visión de campo que el guardameta aporta a sus compañeros. Visión
que únicamente es útil a sus compañeros más cercanos y comunicación que se
extiende a todos los sectores del campo de juego.
El Defensa y capitán de los Pumas de la Universidad, Efraín Velarde,
toma esta visión de campo como una forma de agrupar su línea defensiva: “Como
equipo debe haber comunicación entre todos. El portero tiene una visión de
campo, ayuda a ubicar la zaga, mantenerla escalonada y con ello agruparnos para
evitar el gol”.
En voz de la propia experiencia, el portero cumple también dos
objetivos secundarios: el transmitir seguridad a sus compañeros y apoyar a los
mismos, transmitiéndoles seguridad, sobre todo, a los debutantes para que
puedan jugar a ritmo de los compañeros que ya tienen más tiempo en un club.
La seguridad y la confianza dentro del campo se obtiene solamente de
una forma: el trabajo individual. Un portero novato no tiene la misma seguridad
que uno con más de cinco años de carrera profesional. El trabajo del Cancerbero
va a originar que el jugador se sienta confiado y seguro de que hay alguien
fuerte y apto en la línea de meta si llegara a pasar una desatención de su
posición.
Esta confianza y seguridad que el arquero obtiene con base en su
trabajo también se debe a una preparación psicológica por parte del entrenador
y del cuerpo técnico en general, debido a la responsabilidad que ejerce. Tiene
que estar consciente que un error suyo puede determinar un resultado. Debe de
dominar sus impulsos emotivos para evitar que la pasión domine su trabajo. Esta
cuestión es tratada con el tiempo (madurez
en la edad del portero) y la confianza traducida en mayores apariciones en el
marco.
La edad idónea para que un portero tenga esa madurez y pueda
consolidarse como figura bajo el marco debe tener un rango de entre 28 y 30
años, casi en el ocaso de su carrera deportiva, aunque parezca irónico, sin
mermar en el físico ni en su preparación.
Las cualidades del portero son adquiridas por entrenamiento. Otras son
innatas. Para efecto del reportaje solamente tomaremos en cuenta las más
notables: estatura, fuerza de arranque o elevación (brinco) Velocidad de
reacción y agilidad, encarnadas en una sola persona: Oscar Pérez Rojas, uno de
los últimos ídolos del Cruz Azul y titular en la oncena del San Luís.
Un buen portero debe tener una
estatura que oscile entre 1.78 y 1.85m para alcanzar balones que estén por
encima de su talla y defender los tres palos cuyas medidas son de 7.32m por
2.44m de alto. Ejemplo son Guillermo Ochoa, Jonathan Orozco y Oswaldo Sánchez quienes
imponen condiciones por su tamaño a la hora de ganar un balón por aire.
Sin embargo esto no fue impedimento para el arquero capitalino pues
con su 1.73m de tamaño, El Conejo Pérez sabe solventar esta deficiencia con dos
elementos más, La fuerza de arranque y la velocidad de reacción. Dos cualidades
que se fortalecen día a día con cada entrenamiento.
Pérez es reconocido por esas cualidades que le han permitido colocarle
dentro de los annales del futbol nacional. La fuerza de arranque consiste en la
potencia que puede dar una persona al brincar. Mientras, la velocidad de
reacción es la capacidad de reflejo que tiene ante determinada situación en la
cancha.
Basta con un ejemplo. Es uno de los pocos guardametas que puede tocar con el pie el travesaño de la portería,
debido al resorte que posee (fuerza de arranque) y ha parado balones de penal
inclusive. En un partido contra Real Madrid le atajó dos tiros de castigo a
Luís Figo, figura de los merengues, gracias a la reacción que posee como
guardameta, natural en él.
La agilidad consiste en la capacidad de asumir el cuerpo a diversas posiciones insólitas, adaptándolo
a las circunstancias del juego. Es el
típico vuelo o lance que maravilla a la afición y hacen del cancerbero un héroe
mitológico, un dios bajo los tres palos, admirado por los fanáticos del equipo
y odiado por los rivales. Por eso Oscar “Conejo” Pérez sigue presente en la
memoria del CruzAzul, aun después del retiro.
Ante todo esto, ¿Un portero
es demeritado?
El trabajo del portero sí es devaluado por parte de los medios de
comunicación. Aunque el portero pertenece ajeno a la situación, los comentarios
de especialistas de futbol o de simples cronistas que desconocen la experiencia
de enfrentarse a una circunstancia de presión, no merman en la integridad del
guardameta, pues éste está concentrado en cumplir con su trabajo.
El Cancerbero no limita su función a la de atajar balones durante el
lapso del partido. Tiene dos funciones complementarias: Elaborar esquemas
comunicativos para reagrupar la línea defensiva del equipo, evitando así ser
sorprendidos por el ataque contrario. La otra función que cumple es la de
brindar apoyo y confianza a los compañeros, más a los novatos, con el fin de
transmitir seguridad al jugador.
El trabajo de un portero tiene mayor responsabilidad que otras
posiciones dentro del juego del hombre, el futbol. Esta responsabilidad se
traduce en las buenas actuaciones que pueda tener en una tarde, en las
intervenciones que mantengan el marcador a favor del equipo que defiende.
No obstante, estas intervenciones, los momentos de gloria que puedan
tener en 90 minutos pueden convertirse en una tarde gris. Sin embargo, el
portero está preparado física y mentalmente para hacer frente a esas
situaciones. Por ello existen rasgos a considerar como la madurez y la técnica
individual con el fin de hacer más seguras sus intervenciones y considerarlo
como figura.
Es importante destacar la forma en la que se prepara y las cualidades
que debe tener un portero para considerarse una figura. No se puede hacer un
análisis de la desvaluación de un trabajo en el que se desconoce la
preparación.
Por eso, los medios de comunicación devalúan el trabajo del portero:
critican sin conocimiento de causa. Se limitan a hablar de situaciones que
ellos, los cronistas, jamás han experimentado. Lo bueno es que el guardameta
desconoce dicha circunstancia; si el comentarista desconoce su trabajo en
momentos de presión, el cancerbero ni siquiera pone atención el lo que dicen de él, pues está enfocado en su trabajo principal: mantener segura la
línea de meta.
Devaluado o no, el jefe de los tres palos sigue siendo inspiración
para los niños y jóvenes que gozan de imitar sus proezas. Por eso y mucho más,
el portero es amo y señor de la portería, héroe anónimo del futbol que no
necesita de reconocimiento para ser figura. El ya lo es, por el simple hecho
de atajar una emoción mal narrada.
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