28 may 2012

Los rácanos no han muerto


Por: Sebastián Corti
Twitter- @sebcorti

Mientras rápidamente nos olvidamos del pálido triunfo del Chelsea y esperamos la cercana Eurocopa, tengo un mensaje para los millones de villamelones que se están comprando la camiseta de la selección española para lucirla en la plaza Cibeles del DF: ojo, que los rácanos no han muerto.

En los últimos 5 años, fue tal la superioridad del Barcelona y tan exitosa la participación de la Selección Española, que ya casi nos habíamos olvidado de que podían triunfar esos equipos que meten el camión atrás y lanzan el contragolpe.

Hasta este desconcertante Chelsea, el último triunfo de un representante de liga de la injusticia, fue el Inter de Mourinho, que en las instancias decisivas de la Champions 2009- 10, se refugió indisimulablemente atrás, resistió el asedio del Barcelona, y pasó a la final para derrotar, con un inspirado Milito, al Bayern.

Los primeros zarpazos de catenaccio aunque parezca mentira no son italianos. Son suizos. Un famoso entrenador de la selección suiza (el austríaco de nacimiento Karl Rappan) revolucionó la táctica del futbol de esa época cediendo la posesión de balón y apostando al contragolpe. El equipo suizo de la copa de 1938 logró dos sorprendente resultados en dos partidos contra Alemania (empate a 1 y triunfo de 4 a  2). En esa época ese sistema se llamaba verrou (cerrojo en francés).

Once años más tarde, una tragedia (literal y filosóficamente hablando) fue el detonante del nacimiento del esquema más conservador que hasta aún hoy se conserva: el catenaccio.

En Superga, en 1949, cayó un avión en el que viajaba el equipo del Torino. Este equipo proveía de 10 jugadores titulares de la selección italiana. Con el equipo diezmado, la selección azzurra fue a jugar el mundial de 1950 y se decantó por un planteo ultradefensivo, de férrea marcación y apuesta por el contragolpe.

Algo de paradójico tuvo esa tragedia, porque Italia abraza ese sentimiento futbolístico desde hace más de 60 años, y le ha valido, desde entonces, de muchas actuaciones decepcionantes, pero también de 2 copas mundiales.

Empezando a palpitar la Eurocopa 2012, conviene repasar lo que fue, sin dudas, el triunfo más impactante del catenaccio: la Grecia de Rehhagel gana la Eurocopa 2004. Una sorprendente, rocosa y disciplinada Grecia hace un culto del aprovechamiento y la eficiencia para transformarse en la primera cenicienta en ganar un título de esa importancia.

8 años más tarde y honrando los orígenes del catenaccio, un técnico italo suizo, con mirada torva y cara de desconfiado, toma al Chelsea hace unos meses y con un planteo amarrete, lo lleva a ganar la Champions.

Terminada esa faena, Di Matteo tomó un avión de Londres a Milán. Ahí conectó con un tren que lo llevó hacia el norte, aun recóndito pueblo alpino, en el lugar exacto donde confluyen Italia, Suiza y Austria.  Ese pueblo es el Vaticano de los amarretes, la Santa Sede de los tácticos. El lugar que Manolo Lapuente alguna vez soñó con visitar. La historia afirma que ese lugar es la visita obligada de cada técnico europeo campeón que haya basado su estrategia en el cerrojo defensivo.

Roberto Di Mateo cruzó la plaza principal del pueblo. Nadie se sorprendió. Los lugareños ya sabían adonde iba. Tocó la puerta de un humilde chalet alpino. Un desconfiado y casi centenario Karl Rappan se  asomó por la mirilla:

Qué quieres? – preguntó el viejo con un hilo de voz.
Vengo a presentar mi postulación como el técnico más oportunista de la historia. – afirmó en tono respetuoso Di Matteo.
No creo que superes a Rehhagel. Tú tenías a Cech y Drogba. El lo hizo con Nikopolidis y Charisteas.
Pero mi equipo en los tres últimos partidos, pateó al arco 7 veces y convirtió 4 goles, se excusó Di Matteo.

Un sutil silencio quebró la aburrida rutina del pueblo alpino. 
El cerrojo de la puerta se abrió.
Una voz del interior anunció: Interesante. Pasa, cuéntame todo desde el principio


2 comentarios:

pepe corvina dijo...

Muy interesante Sebastián. Quienes siguen esa escuela han intentado hacer creer que es la única forma en que un equipo limitado puede defenderse de otro con más armas para atacar, pero no deja de ser vergonzante ver cómo emplean casi todo lo que tienen en destruir. El aficionado debería darle la espalda a equipos que jueguen a eso, así se trate de su propio club. Sólo así podrían hacer patente su descontento hacia quienes desvirtúan este juego. Creo que esos defensivos resultadistas le han hecho mucho daño al futbol y se merecen la ignominia, cuando menos

DLBARRIO dijo...

yo desde nino vi como el futbol se jugaba con pasion , veia a mi seleccion no pasar de 1era ronda de un mundial y aun asi viendo como goleaban a mi seleccion les agradecia su esfuerzo por querer llegar al marco rival y jamas dude que mi seleccion de mexico (aun estamos en progreso) vaya para adelante , a lo que voy es que habra gente que me ataque y diga nosotros somos campeones del mundo , pero italia y espana son campeones del mundo sin convencer sin haser un buen futbol , solo ganando los partidos por la minima diferencia sin respetar el espectaculo y la esencia del futbol de haser goles que son amores , vamos podria pensarse que hubo fraude para que salieran campeones ( no estoy diciendo que lo hubiera ojo ), cuando otros equipos con mejor futbol mas vistoso y as goleadores sucumbieran ante ellos me resulta imposible , pero asi es el futbol solo digo que dejemos de admirar a esos equipos que con un contragolpe ganan aunque sean campeones del mundo