Ni manos parlantes ni nalgas de calendario. Solo futbol.

A falta de buenos escritores, refritos de novelas exitosas. A falta de actores en todo el sentido de la palabra, maniquíes incapaces de memorizar más de dos líneas de diálogo. A falta de mujeres periodistas en la barra deportiva, edecanes escotadas entrevistando futbolistas. A falta pues de fondo, las dos televisoras más grandes del país concentran todo en la forma. Decenas de telenovelas y programas de concurso así lo atestiguan. 

Un modelo como el anterior puede resultar óptimo para producir programas de variedad o fabricar estrellas de la noche a la mañana. Pero ha resultado desastroso para el futbol.

Fíjate bien y verás que cualquier transmisión de futbol de primera división o selección nacional implica una superproducción donde no faltan el arsenal de tecnología y cámaras en todos los rincones del estadio, los reportajes donde nos enteramos qué desayunaron los jugadores, los expertos de escritorio, las efemérides, el archivo de imágenes, los invitados especiales, los ex-jugadores e invitados especiales, los gritos exagerados por parte de los narradores y los comediantes cuya carrera va en picada.

Lo que casi nunca se hace presente es lo más importante de todo- un buen partido de futbol.

Éste es el fondo del asunto, la única razón por la cual nos damos cita a una misma hora en un mismo estadio o un mismo canal. 

Es eso y no las sangronadas del “Perro” Bermúdez ni las ocurrencias de Martinoli así como los chistes de Campos o el punto de vista de Brizio y Gómez Junco, ni el glorioso trasero de Inés Sainz (para ponerle un altar, por cierto) o la intervención siempre inoportuna de personajes como Omar Chaparro y Carmen Salinas y Facundo y El “Compayito” y Eugenio Dervez.

Queremos ver un mejor futbol, punto. 

Para televisión basura, con el 90% de lo que producen Televisa y TvAzteca tenemos suficiente.