Que la capital de Albania se llama Tirana y su brutal dictador fue un tal Enver Hoxha es algo que
aprendí en cuarto o quinto de Primaria gracias a la transmisión en
Imevisión, con narración de Don Fernando Marcos, de un partido eliminatorio entre la selección albanesa y Dinamarca.
Muchos años después, gracias también a un Mundial, descubrí Un día más convida y El Sha (o la desmesura del poder), ambos de Riszard Kapuscinsky, y visité Luanda y Teherán los días en que México jugó contra Angola e Irán en la Copa del Mundo 2006.
Por el futbol supe que la base de la selección Soviética
venía de una República llamada Ucrania cuya capital era Kiev, y que una ciudad
con el extraño nombre de Brujas era el semillero de los mejores jugadores de
Bélgica. Eso a mediados de los 80, cuando en mi salón de Secundaria no había un
solo compañero que conociera el nombre de otra ciudad de la extinta URSS que no
fuera Moscú.
Ni qué decir de las capitales de todos los países de Europa, América, Asia y gran parte de África, así como sus ubicaciones geográficas, idiomas, climas, religiones y bandera, mismas que aprendí leyendo la revista inglesa World Soccer que por entonces cubría cualquier torneo internacional así fuera la Caribbean Cup.
Las diferencias entre Eslovenia y Eslovaquia, Lituania y Letonia, Níger y Nigeria, así como la novela más famosa de un autor apasionado por el futbol de nombre Albert Camus, las
conocí gracias al futbol. También un montón de información como la extensión
territorial de Rusia, que va de San Petesburgo (Zenith) hasta Vladivostok (FC
Luch-Energiya) o la ubicación en un mapamundi de todas las Repúblicas de Asia
Central.
A través del mismo deporte me adentré en temas como los intereses que provocaron la guerra entre Honduras y El Salvador en 1969, mejor conocida como "guerra del futbol", la condición de los migrantes africanos en Francia, muchos de los cuales han formado parte del seleccionado galo, la implosión de la ex-Yugoslavia o recientemente la historia de Zambia, nuevo campeón de África.
Así pues que nadie diga que pasarte todo el día viendo
futbol no deja nada bueno.
10 en Geografía, seguro. Y una cultura general que ya
quisieran muchos egresados de universidad.
6 comentarios:
Increíble!!! cuánto puede uno aprender con tal solo ver un partido de futbol. Cierto es, más no todos tienen el interés de aprender y tan solo se sientan a ver el juego y no ven nada más allá. APRENDAN!!
Como reco para el blog deberían de hacer una sección en donde los aficionados podamos escribir lo que vamos aprendiendo. "Aprendizajes de Futbol" o algo así. Sería entretenido, creo. Felicidades, qué interesante entrada.
Es cierto. También el llamado "futbol de estufa" nos ha mostrado no sólo como se maneja este deporte, sino sus concomitancias con el sistema político mexicano. O las similitudes entre los vicios existentes en la FMF y el congreso del uñón... En fin, seguro el futbol te enseña más que la mayoría de las escuelas (¿verdad, Elba Esther?) por cierto hoy hay junta de dueños en la federación, a ver si por fin logran algún acuerdo para hacer más serio el torneo -y con ello más atractivo- porque ahora si el público está empezando a brillar por su ausencia en los estadios. Ante la escasa calidad del espectáculo que ofrecen, es un síntoma lógico.
Verdad, yo me aprendí las banderas y capitales gracias al mundial y a las competencias continentales.
Pepe se la jala.
Saludos.
Pues si mi buen fre, a algunos su capacidad les alcanza nomás para aprenderse las banderitas y capitales. Otros extraemos del futbol -como ya dije- una serie de cosas que van mucho más allá. Pero cada quien según su nivel, ni modo.
Por lo visto según su nivel de inocencia:
¿A ver si los dueños logran un acuerdo para hacer más serio el torneo?
¿Más atractivo?
¿Un torneo diferente?
Espera sentado pepito.
P.D.
Por cierto, aprenderse las banderas es algo más importante, porque el mundo cambia con los años(¿leíste el post por encimita?); que analizar los vicios educativos y políticos que no han cambiado en más de 50 años y que lo único que ignoras, es que los funcionarios han sido tan obsoletos desde aquellos días como ahora.
Lo dicho, cada quien en su nivel... por cierto, ¿quién habló de obsolescencia?
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