Para trabajos ingratos el de las sexoservidoras, que dicho
sea de paso es el más antiguo del mundo. O qué tal el de policía bancario, que
por dos mil pesos quincenales más el costo de sus balas tiene que hacerla de
recepcionista y guardaespaldas.
En mi trabajo tampoco cantan mal las rancheras: se entra a
las 9 en punto pero nunca sabes cuál será tu hora de salida. No hay pago extra
por chambear en fin de semana, ni bono de productividad o ajustes de sueldo.
Encima hay que lidiar con un tráfico infernal para llegar y salir de este cerro
(maldito Santa Fe), además de los súbitos cambios de ánimo en algunos directivos y el trato con clientes agrandados que a diferencia de lo que pasa en otras industrias aquí
siempre tienen la razón.
No me estoy quejando… no mucho. Porque además
de que valoro y disfruto mi chamba estoy consciente que existen millones de
trabajos infinitamente peores al mío, el tuyo, el del policía de banco o las
señoritas de Circuito Interior esquina Sullivan.
Entre esas chambas no está, por supuesto, la de entrenador
de un equipo de Primera División. Lejos de ello los DT’s disfrutan
uno de los trabajos mejor remunerados que puedan existir con sueldos que
fluctúan entre los 400 mil pesos netos al mes y el millón de dólares por año, dependiendo del equipo que estén dirigiendo. Eso sin contar las primas por
partido ganado, por calificar a la liguilla, por alcanzar la final del torneo o
hacerse con el campeonato.
A lo anterior hay que agregar las prestaciones que van desde
un departamento de lujo en la mejor zona de la ciudad hasta la colegiatura
completa de sus hijos, la membresía al club de golf más pípiris y una SUV último modelo
en la puerta. Sobra decir que sólo viajan en business, que se hospedan en la
suite más grande del hotel de concentración y que de cuando en cuando se llevan
una buena comisión a manos de los promotores. Y cuidado con despedirlos, porque
aunque lleven cinco minutos en el cargo sus contratos tienen cláusulas de
recisión que les aseguran la suma equivalente a un año íntegro de sueldo. Todo
ello por un trabajo al que no le invierten más de 8 horas diarias, seis días a
la semana.
Así que cuando vuelva a rodar la cabeza de un DT (o
varias como sucedió la jornada pasada), lo menos que uno esperaría es que tanto el gremio de entrenadores como los medios de comunicación dejen de
victimizar al decapitado haciendo alusión a la "ingratitud" de su trabajo.
¿Quieren ver una chamba dura en serio? Vénganse a donde
estoy. Nomás no lleguen después de las 9 porque les descuentan el día completo.
6 comentarios:
Chale, pues donde trabajas?
jajajajajaja!!! pero no te quejas del lugar de trabajo, cierto? es verdad ser DT de cualquier equipo medianamente bueno es mejor que el lugar donde trabajas según leemos!
Mejor dedícate a escribir en este blog!
Saludos!
o mejor a jugar futbol!!!
Pone ads de Google para que la banda le dé click, te den varo, y te retires de tu chamba...
yo apoyo Ex Fan dedicate escribir,escribes bien y si no deja de quejarte y buscate otro jale
Oye Marco, y siquiera en tu oficina hay chavas de buen ver? Porque mi chamba presenta inconvenientes similares a la tuya, pero pa' acabarla aquí las viejas están bien feroces
Publicar un comentario