8 may 2011

POR QUÉ LE VOY A (SANTOS)

Por: José Luis de la Cruz Suárez

Quizá no es el momento adecuado para redactar este texto… o quizá sí. Lo curioso del caso es que no soy originario de Torreón, ni de algún otro municipio que conforme a la comarca lagunera. Es más, ni siquiera soy el norte del país. Nací, crecí y sigo viviendo en Tabasco. Tierra de dulces y agresivas aguas que nos dan vida y muerte.

Dejando la falsa poesía de un lado les comentaré que mi amor por la camiseta del Santos Laguna empezó por allá del 2001 cuando yo tenía la nada despreciable edad de 11 años. Mi familia siempre ha sido aficionada al futbol, de hecho todos y cada uno de ellos son aficionados del Cruz Azul. Mi madre no puede ver los partidos importantes de la máquina porque los nervios no la dejan.

Jared Borgetti y Rodrigo Ruíz conformaban una de las delanteras más feroces del futbol mexicano. Y el juego del equipo era una verdadera pesadilla para los rivales, especialmente si de visitar el viejo Corona se habla.

El punto culminante de mi amor por el Santos se dio justamente después del torneo de verano 2001 cuando el Santos ganaba por segunda vez un campeonato de futbol con gol de Robson Luis, si mal no recuerdo.

Mi afición con el Santos Laguna debería ser totalmente inexplicable. Como comenté antes, no soy de la región, mi familia le va al Cruz Azul, no soy religioso… y hasta siento cierto repudio por la religión católica en especial. Sin embargo un par de futbolistas cambiaron las cosas.

Como mal aficionado el equipo dejo de importarme realmente durante un par de pésimos años en los cuales los últimos lugares eran la costumbre y que a la postre orillarían al equipo a luchar por el descenso. Y justo en ese momento el fervor por el equipo regresó a mi de manera intempestiva. Aprendí que hay que apoyar a un equipo en las buenas y en las malas. Soy de los pocos aficionados que saben y pueden comparar la alegría de salvar un descenso en el último juego de campeonato y poco tiempo después ser campeón. Irónicamente ambas ante el amado Cruz Azul de mi familia.

Es un duelo especial en casa. Un clásico que sólo nosotros vivimos. Un equipo del que yo me siento apasionado y que cada que les toca enfrentar a los Jaguares de Chiapas me hago un espacio para ir hasta la hermosa Tuxtla y ver el encuentro. ¿Por qué le voy al Santos Laguna? No lo sé, no lo razono. 
Sólo lo siento.


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