9 ago 2013

Nacionalizar o no nacionalizar

Por: Sebastián Corti


La foto que enmarca esta nota podría haber sido la peor pesadilla de un famoso dictador alemán de las décadas del 30 y 40. Conviene aclarar que este dictador alemán no era precisamente alemán, era austríaco. O sea, uno de los más abyectos y fervientes seguidores del nacionalismo, era nacionalizado.

La rabieta del padre de Johnatan y ese desprejuiciado discurso de que su hijo puede jugar para México, Brasil o España echó luz sobre lo absurdo de la legislación que permite elegir para qué selecciones jugar.

Un claro ejemplo es el de un (muy querido en México) jugador multinacional, Nery Castillo, que pudo optar por México, Grecia o Uruguay. Obviamente, fue por donde creyó que podía estar la mayor cantidad de dinero, no por el orgullo de sus raíces.

Nacionalizar jugadores es un atajo que tendría que llevar al éxito. La lógica de elegir extranjeros en desmedro de nacionales se justifica con el afán de ser mejores. Incluso, los técnicos extranjeros representan una afrenta para el espíritu patriótico. Ahora, ¿estos “mercenarios” de pantalón corto y largo han tenido éxito?

Quizá el caso más exitoso y sorprendente fue el de Otto Rehhagel, director técnico alemán, ganador con Grecia, contra todo pronóstico, de la Eurocopa 2004.

Revisando la historia de las principales selecciones del mundo, hay más de una sorpresa que vale la pena recordar.

El primer caso curioso se da en el mundial de 1934. Luis Monti, jugador argentino, que había jugado el mundial de 1930 para Argentina. Este centrocampista fue subcampeón en 1930 y campeón en el 34 con Italia. Camoranesi repitió la trama con el mismo éxito en 2006.

Se podría decir que la furia de la nacionalización arranca hace unos 30 años con la globalización del futbol promovida, en buena parte, por el éxito económico de las ligas europeas. Parece mentira que en los 70 casi no había extranjeros en las ligas de Italia, España, Alemania e Inglaterra. Hoy es común ver al Inter sin italianos o al Arsenal sin ingleses.

Repasemos los casos de selecciones más famosas:

La oronda Inglaterra, cuna del futbol y campeón del 66, jamás hubiera creído que tendría un técnico sueco (Eriksonn) y un italiano (Capello).

Alemania se ha nutrido de jugadores nacidos en Polonia (Miroslav Klose, Lukas Podolski y Piotr Trochowsky) y algunos de Africa, como el mencionado Asamoah.
Uruguay se hubiera horrorizado si alguien les pronosticaba que su seleccionador iba a ser un argentino.  Pesadilla que se cumplió durante las eliminatorias del 2002.

Muchos de los jugadores franceses tienen sus raíces en ex colonias africanas y pueden elegir por su país natal o por Francia.  Patrice Evra, Bacary Sagna, Steve Mandanda y Patrick Vieira son sólo algunos ejemplos. Holanda ha echado mano de jugadores nacidos en sus ex colonias y de un técnico austríaco (Ernst Happel 1978)

Muchos brasileños han jugado para Portugal (Deco y Pepe, los más famosos).

Jugadores de Brasil, Uruguay y Argentina (países netamente exportadores) han sacado otro pasaporte para jugar por países tan disímiles como Chile, Japón, Croacia, España, Bolivia, Venezuela, Israel, México, Estados Unidos, Perú y Paraguay, entre otros.

Técnicos trotamundos todoterreno de cartera siempre dispuesta, sobran: Bora, Parreira, Hiddink (en el podio). Este último llegó a dirigir al Chelsea y a la selección rusa, al mismo tiempo. Otros que hacen la valija rápido y van tras una jugosa chuleta son Sven Goran Eriksonn, Lars Lagerback, “Bolillo” Gómez, Gio Trapattoni, Cesare Maldini o Humberto Maturana.

Buscando y buscando en mi cabeza, me atrevo a mencionar a Argentina (haciendo la excepción de Gonzalo Higuaín, que nació y vivió hasta los 8 meses en Francia) y Brasil, como dos países “vírgenes” de jugadores y técnicos extranjeros en los últimos 50 años.

México es un caso aparte. Caso del que se ha hablado mucho. Muchos han cantado el himno en versión “dígalo con mímica” al saber que nunca serían convocados por sus países. Otros han preferido jugar para Estados Unidos porque sus padres mexicanos se mojaron la espalda en épocas anteriores a la actual xenofobia. Cada nueva nacionalización genera mucha controversia. Tanta, que a tan poco del mundial, no vale la pena reiterar. Tenemos cerca una prueba de fuego para ver quien tiene la razón.

4 comentarios:

Francisco dijo...

¿Y cómo vamos a saber quién "tiene la razón"? ¿Si México pasa al quinto partido tenían razón los pro-naturalización? ¿Si lo echan en primera ronda tenían razón los anti-naturalización? ¿Si se queda en el clásico cuarto partido es empate y definimos en 2014?
En el fondo, es un debate entre nostálgicos del nacionalismo contra los partidarios de un mundo sin fronteras. El mundo no se deja de mover, así que es fácil saber quién lo va a ganar en el largo plazo.
Y para rematar: si los ejércitos de todo el mundo usan mercenarios no veo por qué las selecciones nacionales no puedan.

Mike Z dijo...

Felicidades por el articulo. Me parecio excelente pues es una gran sorpresa el que algunos equipos nacionales como lo es el de Inglaterra o Italia hayan utilizado a extranjeros. Ni qué decir de Alemnania... yo habría jurado que los germanos serían el último equipo en aceptar a un foráneo, y ahí los tenemos, con polacos metiendo goles en nombre de los teutones. Una pregunta nada más, ¿hay algun otro equipo aparte de Argentina y Brasil que no haya utlilizado extranjeros? Serbia por ejemplo... me la podrán contestar?

Huguito dijo...

La cosa no es rasgarse las vestiduras, ni saber si alguien tiene o no la razón. Si México hubiera poseido colonias en algún lugar econdito del globo, igual podrian escoger jugar o no por México, así como los accidentes natales como el caso de Nery, o el caso de la doble nacionalidad de la familia dos Santos. Me parece que el fondo radica en formar con la materia prima que uno tiene. Si los alemanes se nutren de varios polacos, que en realidad son igual de Alemanes que el resto pues no solo futbolisticamente se han formado ahi. Entonces, corrigamos y Messi es argentino de nacimiento pero no así en el futbol.

Sebastián Corti dijo...

Francisco
Hasta ahora ningún naturalizado mexicano ha deslumbrado en un mundial o competencia importante.
Siendo pragmáticos, eso demuestra que no hubo hasta ahora razón de convocarlos