ARGENTINA, Y QUÉ

Si hay una selección que debería sentirse frustrada porque no nos tocó Corea en octavos de final, esa es la de Estados Unidos. 

Pobres gringos, no debe ser nada grato descubrir que tu archirival te está poniendo los cuernos con otro equipo. En este caso uno de mucho más abolengo, que odiamos igual (o incluso un poquito más) que a ellos. 

Primero porque nos ha bajado de la nube las pocas ocasiones en que hemos estado a punto de dejar atrás nuestro rol de “ya merito”. Segundo porque parece que en su tierra no existen las mujeres feas. Y tercero porque incluso cuando hemos sido superiores sobre la cancha, los argentos lo han sido en el marcador. 

Encima de todo nunca han enloquecido al ganarnos pues no somos, como Brasil o Inglaterra, un país al que amen vencer. 

Pero somos una tierra donde los milagros viven muy a gusto, y si cada dos o tres días aparece una imagen de la Guadalupana en un vagón de metro, no sería nada raro que a pesar de los pesares el Tri logre ganarles el próximo domingo. 

Mientras tanto, en ese sueño recurrente que todos los aficionados mexicanos tenemos, el balón que Maxi Rodríguez patea nunca logra llegar a la meta.