18 mar 2014

Primera división- sueño de muchos, paraíso de pocos.



Por: Marco Dávila

A propósito de la grave crisis económica por la que atraviesan varios clubes del futbol mexicano como Querétaro, Veracruz y Puebla, y que los jugadores del Celaya plasmaron en una imagen que le ha dado la vuelta al mundo, es muy importante que las aficiones de los equipos que buscan subir a primera división tomen en cuenta lo siguiente.

Antes que nada, en la Liga MX solamente hay once equipos inamovibles- América, Pumas, Cruz Azul, Toluca, Monterrey, Tigres, Atlas, Guadalajara, Santos, León y Pachuca. Tal vez deberíamos incluir a Xolos. Los demás, satélites de los anteriores, hoy juegan en una plaza y mañana quién sabe. 

Esa incertidumbre, altamente perjudicial para equipos relativamente nuevos como Jaguares de Chiapas y Gallos Blancos, o clubes de gran tradición y arraigo como Atlante, Morelia, Tiburones Rojos y Puebla, resulta devastadora en el caso de los equipos de la división de Ascenso.

Se rumora, por ejemplo, que Grupo Salinas está a punto de vender al Monarcas Morelia y que los posibles compradores no están interesados en mantener la franquicia en la capital michoacana. En caso de concretarse ese movimiento, desaparecería de tajo un equipo con 90 años de historia y 32 de forma ininterrumpida en el máximo circuito.

Si esto llegase a suceder no sería nada raro, entonces, que algún grupo de empresarios michoacanos, apoyados por el gobierno del estado con dinero del erario público, compren la franquicia del campeón recién ascendido para trasladarla a Morelia, dejando sin futbol de primera división a alguna otra ciudad que durante años estuvo apoyando a su equipo con la esperanza de verlo en el máximo circuito.

Pregúntenle a la gente de La Piedad, a quienes juraron una y otra vez que su equipo, en caso de subir a primera división, se quedaría en esa ciudad. No les cumplieron y hoy los Reboceros juegan como Tiburones Rojos de Veracruz en un estadio que solamente logran llenar cuando los visita América o Chivas.

Lo mismo pasó con los aficionados de San Luis, quienes de un día a otro vieron cómo su equipo, que ya para entonces había cambiado de dueños, escudo y nombre por lo menos tres veces en diez años, se mudó a Chiapas para suplir a los Jaguares, que a su vez se convirtieron en Gallos Blancos para evitar que, por enésima vez, Querétaro regresara a la ignominia de la segunda división, antes Primera A, hoy rimbombante Liga de Ascenso.

Del legendario Unión de Curtidores que subió a primera división en 1999, y que hoy es el Puebla F.C., poca gente que no sea de Guanajuato se acuerda. Y ni qué decir del Necaxa y el pobre, pobre Atlante. Ambos equipos fueron arrancados de su lugar de origen sin tomar en cuenta a sus aficiones, que si bien nunca fueron muy numerosas eran de las más fieles, y los llevaron a ciudades donde se sienten más solos que cuando jugaban frente a estadios vacíos en el DF.

Así pues queridos aficionados de Estudiantes Altamira y Dorados de Sinaloa; Correcaminos de la UAT, Lobos BUAP, La Piedad y Zacatepec; Leones Negros, Mérida, Celaya, Alebrijes y Atlético San Luis; cuando los directivos del equipo al que apoyan les digan que van a pelear por un lugar en la primera división, averigüen si ese sitio es la ciudad donde viven o alguna otra a cientos de kilómetros de distancia.

Ya entonces ustedes sabrán si también se mudan... o si llegó la hora de cambiar de equipo.

2 comentarios:

Unknown dijo...

Lo de Morelia fueron rumores,no hagan caso de ello, siempre son lo mismo. La afición Monarca no lo permitiría.

Cempazúchitl dijo...

Editor:
Es el mismo punto que llevo haciendo varios años: el fútbol se ha vuelto muy caro. Ni siquiera los oligarcas mexicanos pueden mantener una liga de nivel decente que atraiga gente y ratings que justifique la inversión.
De acuerdo que la liga mexicana debería reducirse a 12 o 13 equipos para hacerla competitiva y de mayor nivel; el problema es que nuestros capitalistas creen que se van a hacer ricos con equipos de fut, cuando en realidad los ricos de a de veras entienden que es un divertimiento nada más. Están muy pendejos esos cabrones.