3 oct 2013

Ser chiva y ver el clásico.

Por Damián García, colaborador

La contundencia americanista está de vuelta.



Ayer escuchaba en el programa de Raúl Orvañanos que éste clásico es el que se ha llegado con mayor diferencia de puntos en la estadística de los clásicos.  

  20 puntos de diferencia —dijo uno que no reconocí.
— De ventaja, ¿verdad?  —preguntó, inquisidor, Orvañanos.
— Pues ni modo que estén empatados a 20 puntos de diferencia —grité yo a la tele.

El caso es que además de los puntos, no recuerdo un clásico con más pánico y coraje que éste para el aficionado de Guadalajara. Está, por nombrar uno, el de la era de Leo Beenhakker (jornada 11, 94/95). América llevaba 8 partidos invicto y entre ellos había goleado con 7 a Morelia, 8 a Correcaminos y 4 a Neza (jornadas 6, 8 y 10, ídem). El partido acabó 3-4 en el Jalisco. Fue un partido memorable en el que anotaron Kalusha Bwalya, Ramón Ramírez (2), Francois Omam Biyik, Daniel Guzmán, Luis Roberto Alves y para la victoria americanista marcó un muchachito juvenil llamado Cuauhtémoc Blanco. Hubo zafarrancho y todo.

El caso es que ese era un equipo, América, que se perfilaba ya para ser uno de los mejores de la historia. Un hito. El futbol total de Coapa. Antes de la abrupta salida de Leo en la jornada 33, sólo perdió dos partidos y se anotó un par de goleadas más. Aun así, Chivas aprovechó el traspié de la destitución y ganó el primer lugar de la tabla. Había valor en esos muchachos. Como en el partido del Jalisco, perdieron dando un gran espectáculo. Así jugaban al futbol. Un par de años más tarde (Invierno 96), la base de ese equipo ganaría a las Águilas 5 a 0, en ese mismo escenario, como venganza. Es actualmente la mayor diferencia de goles actual en clásicos.

Hoy parece que las cosas están para cambiar esa estadística. Al año natural cumplido (jornada 12, Apertura 2012) Guadalajara ha ganado seis partidos de treinta y seis. ¡En un año! Mientras los de Miguel Herrera han ganado un campeonato, además de consolidarse como el equipo a vencer en la liga. Lo del «Piojo» no es magia. Ha devuelto la confianza, el orden y la furia a un equipo bueno que también pasó por pésimos momentos antes de su llegada. Así juegan ahora al futbol. Lo que a Chivas le falta es justamente eso, disciplina y entrega. Son a penas, lo dice todo mundo, «chivas locas» corriendo por la cancha. Como hace muchos años. Lo natural sería que América saltara a la cancha con hambre y coronara su momento con una goleada en el Clásico Nacional. Ya se lo hizo a Pumas hace poco (jornada 8, Apertura 2013), con categoría.

El aficionado de Guadalajara puede sentir pánico. Miedo. Como es natural, uno no querrá verles la cara a los conocidos americanistas y mucho menos a los que son águilas de ocasión. Son buenos tiempos para el «villa-melón» que no sabe la alineación completa de «su equipo». Pero, queda la esperanza, ilusión complicada, de que Chivas recupere este sábado su orgullo. Que los muchachos que han competido desde las juveniles contra el «máximo rival» pongan algo de pasión y hagan un buen partido. Que lo pierdan, pero en serio. O que lo empaten y lo celebren como si hubieran ganado la copa (de la cual están fuera, por cierto) o que, de la nada, saquen una victoria que los impulse a dejar este estado tan lamentable que ya lleva tres torneos. Son veinte puntos de diferencia —sí, de ventaja, señor Orvañanos— y no hay mejor escenario para la esperanza que en el que todo está perdido. Ganen o pierdan, pero busquen revancha.

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