15 may 2012

Bienvenidos a Budapest



Uno de los aspectos más nobles que tiene el deporte, en este caso el futbol, es que por cada error garrafal que uno llegue a cometer siempre hay algún pendejo que lo puede superar. Tu peor autogol o esa jugada de fantasía en la que te acabas fintando a ti mismo son poca cosa cuando las comparas con un portero de selección al que se le escurre el balón de las manos, o un delantero de 40 millones de Euros que la vuela frente a una portería vacía. 

Eso siempre y cuando seas un jugador de liga amateur o cáscara dominical, ya que si fueras un futbolista profesional como los antes mencionados no podrías consolar tus errores comparándolos con los de alguien de tu gremio.

El domingo pasado, cuando Lucas Lobos falló el gol que habría significado el pase de Tigres a la final y el posible bicampeonato frente al acérrimo rival, Rayados de Monterrey, ¿quién habrá sido el pendejazo que superó su error?

Hay muchos y todos al margen de la cancha. Pensemos por ejemplo en los dueños de equipos que siguen considerando a Vuosso un refuerzo de lujo. O qué tal los patrocinadores que pagan una millonada para que su logotipo aparezca en las calcetas o las nalgas de los jugadores. Esos son pendejos y no tonterías.

Pero eso sí, ninguno de ellos se acerca ni remotamente a lo 30 aficionados del Athletic Bilbao (400 según algunos medios) que recorrieron 2,300 kilómetros y gastaron 1000 Euros cada uno para ver a su equipo en la final de la Europa League. ¿Y todo para qué? Para confundir Budapest con Bucarest y acabar siguiendo el partido no en la Arena Nationala Bucuresti sino en un hotel de dos estrellas de la capital húngara. 

Más pendejo que eso, nada. Porque en una época donde cualquier Smartphone con Google Map te puede trazar la ruta exacta de Bilbao a Bucarest, y después de que todos los espacios deportivos del País Vasco- llámense programas de TV o páginas web habían replicado hasta el cansancio el nombre del estadio y el de la ciudad que lo alberga, hay que ser un conjunto de tarados para terminar en la capital de otro país y encima salir a pasear con bombos y banderas del Athletic por el centro de Budapest.

Así pues Lucas Lobos no debe estar tan desconsolado. Al fin y al cabo siempre habrá muchos partidos donde pueda sacarse la espina; y varios aficionados vascos con cero en geografía. 

3 comentarios:

Anónimo dijo...

JAJAJA, ESOS GUEYES SI ESTÁN DEL AVERNO. Y ESO QUE ALLÁ NO TIENEN UNA MÁISTRA ELBA ESTHER A QUIEN ECHARLE LA CULPA

Anónimo dijo...

Bueh, eso de terminar en Budapest no debío haber sido tan malo, si algo he aprendido del internet es las húngaras son muy guapas.

Noelio dijo...

jojojojo no mames, que cagado, jajajajajaj