A FRANCIA GOLES, NO DESEOS

I- Me imagino a Torrado susurrándole a Vela:   “Creo en Gabriel Rodríguez porque sus cuentos me llenan de una fuerza inusitada y su blog tiene más de 300 seguidores…” Al menos eso es lo que propone una campaña publicitaria de Banamex donde entre violines melosos y haciendo alusión al famoso poema de Ricardo López Méndez, una voz exaltada acompaña la imagen de nuestros hiper-patrocinados futbolistas con frases que van más o menos así: “Giovanni, creo en ti porque el balón siempre está contento a tu lado”, o “Rafa, creo en ti porque o pasa el jugador o pasa la pelota”. Al final el comercial termina con una lapidaria sentencia- 

“Tú cree en la selección, porque la selección cree en ti”.

De lo anterior se pueden concluir dos cosas:

1- Los seleccionados pasan más tiempo pensando en nosotros que en la forma en que deberían enfrentar sus siguientes partidos.

2- El éxito de esta selección no será producto del talento, sino de un acto de fe.

Como si ésto no fuera ya de por sí estúpido o patriotero, otras marcas se empeñan infructuosamente en que se nos enchine la piel (y que las compremos hasta reventar) con sus mensajes llenos de frases tan trilladas como “La selección somos todos” o “este Mundial lo hacemos juntos”.

Qué monserga. No cabe duda que si el nivel de nuestro futbol es muy limitado, el de nuestra publicidad está para llorar.

___________________________________________________

II- Es una lástima que en México no abunden las tabernas irlandesas. Las de a de veras, vaya; no esos establecimientos hechizos o franquicias multibritánicas que con sólo poner el póster de una Guiness arriba del mingitorio, sustituyen con “pub” lo que antes era descrito como “bar”. Y digo es una pena porque ningún otro lugar, además del Fan Fest del Zócalo, sería tan adecuado para ver al Tri contra los franceses. A fin de cuentas si hay un país que estará con México a morir en el partido del Jueves, ese será la nación de Bono y compañía. Ver perder al equipo que los dejó fuera del Mundial significaría para ellos una catarsis nacional. Para nosotros la forma más elegante de devolverles una deuda que hace 150 años, durante la guerra México-Norteamericana, contrajimos con el “Batallón de San Patricio”.

Pidamos, pues, un whiskito mientras cantamos “Que ce 17 juin soit le nouveau 5 mai”. Luego nos vamos al Ángel cayéndonos de pedos y ya no regresamos a chambear.