El miércoles por la mañana estábamos aquellos que por razones económicas (o sentimentales) no pudimos salir de vacaciones en Semana Santa, y aquellos que gracias a una riqueza ostentosa o una previsión hebraica hicieron maletas para asolearse en alguna playa llena de Springbreakers, la alberca de una linda mansión en Valle ueeeeee, o ya de perdida en algún pueblo “mágico”.
Pertenezco al primer grupo desde hace al menos tres años, y ni modo de no sentir envidia por los segundos. Uno aquí atrapado en el DF y ellos tomando margaritas en la playa. Sin embargo justo cuando hacían largas filas en el aeropuerto o en la autopista del Sol, comenzó uno de los partidos más hermosos en la historia de la Champions: Arsenal-Barcelona.
No intentaré describirlo- uno porque no soy analista de futbol, y dos porque el empalme de estilos tan vanguardistas fue más semejante a una sinfonía que a un encuentro deportivo.
Lo que sí puedo decir con exactitud es esto:
el próximo miércoles, cuando se juegue la vuelta en el Camp Nou, no veas el partido sin usar condón.
Lo que sí puedo decir con exactitud es esto:
el próximo miércoles, cuando se juegue la vuelta en el Camp Nou, no veas el partido sin usar condón.
1 comentario:
Que buen post. ya me siento mejor por no haber salido a ninguna parte
Publicar un comentario