15 jul 2009

La mejor anécdota del Cosmos NY, presentada por el peor torneo de la región.



Comienza la Copa de Cobre, perdón, la Copa de Oro. Y sin querer demeritar al torneo de selecciones más importantes de Concacaf no podemos dejar de preguntarnos ¿a quién diablos le interesa? En serio, más allá de los partidos de semifinal y final donde se pueden enfrentar México y Estados Unidos la Copa de Oro no da para ningún tema que valga la pena. O bueno, sí. Tal vez una anécdota que si bien no ocurrió en este torneo tuvo como protagonista al próximo rival de México: Haití.

Esta historia sucedió en Nueva York y va más o menos así.

A principios de los 70 el equipo de moda en Nueva York no eran ni los Yanquis ni los Jets. Era el Cosmos, un equipo de futbol de la extinta NASL que no le pedía nada al despilfarro del Real Madrid. En sus filas estaban Beckenbauer, Carlos Alberto, Chinaglia y el Rey Pelé. Fue tal el furor por este equipo que los estadios se llenaban de gente que no entendía el “soccer”, pero moría de ganas de ver al deportista más famoso del mundo, O Rey.

Steve Ross, Director de Warner y dueño del equipo, no desaprovechó la curiosidad que generaba el Cosmos y organizó toda clase de partidos de exhibición y torneos amistosos.

En uno de estos torneos, un cuadrangular para ser exactos, fueron invitados dos clubes de Europa Oriental y la selección nacional de Haití. El boletaje se agotó en poco tiempo. En un país que entonces tenía tan poca cultura futbolera daban lo mismo un club rumano al Manchester United y una selección Caribeña a Brasil.

Cosmos y Haití ganaron sus respectivos partidos, por lo cual debían enfrentarse en la final que se jugaría un domingo por la tarde en un pletórico Estadio de los Gigantes. Sólo que había un pequeño problema. Dos días antes, tras vencer a uno de los clubes europeos, la selección de Haití desapareció por completo. Todos: jugadores, utileros y cuerpo técnico aprovecharon su estadía en Manhattan para desertar.

Los dirigentes del Cosmos se enteraron de la noticia una mañana antes de la final. La fuga de los haitianos hubiera sido un escándalo nacional, por lo cual la ocultaron e hicieron lo imposible por encontrarlos. Cuando nada les dio resultado le pidieron ayuda a uno de los patrocinadores más importantes del equipo, un distribuidor de autos Toyota en Queens. La solución que este hombre les ofreció fue la más inteligente que hasta ese momento habían escuchado y por lo tanto la tomaron.

Al día siguiente la tarde fue esplendorosa, ideal para jugar futbol. El estadio se llenó dos horas antes del partido. En los palcos había rockstars, modelos y magnates de Warner, CBS, NBC y ABC. Y sobre la cancha once negros del Bronx que en su vida habían pateado una pelota de futbol, sudando bajo los uniformes que habían dejado los haitianos, eran goleados por el equipo más desmadroso que ha existido en la historia: el Cosmos de Nueva York.

Puedes ver esta historia contada por sus protagonistas en el extraordinario documental “Once in a Lifetime”

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Guau. Gran, gran anecdota. Ojalá que eso mismo le suceda a México ahora que juegan contra los nicas. Una goleada a favor no nos caeria nada mal.

gorubu dijo...

Seguro esos negros del bronx no sabían jugar ni basquet, jajajaja, chale...