25 may 2009
Dos caras de la final
Uno piensa en Ciudad Juárez y le vienen a la mente mujeres desaparecidas, bares repletos de “Zetas” y ejecuciones a plena luz del día. Porque nada bueno, uno piensa, puede salir de ahí. Pura maldad, puro vicio. Así pues muy poco, si no es que nada, podía esperarse de su equipo de futbol, los Indios. No contrataron jugadores de renombre, no tuvieron la nómina más alta y encima jugaron en una de las ciudades más violentas del país. Cuentan, por poner sólo un ejemplo, que hace unos meses su portero fue encañonado por unos delincuentes que le robaron su camioneta, lo cual hizo que el resto del plantel cambiara sus SUV’s de lujo por autos compactos japoneses. Y sin embargo todo aquello que jugadores y cuerpo técnico pudieron usar como excusas para justificar el descenso, terminó por inyectarles la fuerza que los llevó a la salvación.
Igual pasó con el Puebla, donde años de pleitos internos y directivos nefastos casi hacen desaparecer a uno de los equipos más tradicionales del país. Y lo hubieran logrado esta temporada de no ser por el “Chelís”, que sin más adorno que su arracada en la oreja izquierda sacó de la tumba a jugadores como Davino, “Bola” González y Osorno, cuyo gol contra Pumas le dio a la Franja una alegría inadvertida desde los días de Aravena.
Eran los equipos malditos, los nacidos para perder. Eran. Porque se colaron a la liguilla, llegaron a semifinales y estuvieron muy cerca de alcanzar la final. Los dos ganaron sus juegos de vuelta en cancha visitante cuando todos los dábamos por muertos y ni así les alcanzó. Pero eso no tiene importancia, porque a veces el equipo que gana en la final no es el que gana en la memoria. Ahí está el Atlas de La Volpe que en cuatro años no levantó una sola copa pero del que todo mundo se acuerda. ¿Qué equipos fueron campeones en esas temporadas? Toluca, seguro. Los demás, la verdad, no me interesan.
Así pues si yo fuera aficionado a los Indios o al Puebla me sentiría muy orgulloso de mi equipo, presumiría sus colores y me pondría la camiseta. Porque perder no duele tanto cuando se pierde con categoría. En cambio si fuera aficionado a alguno de los llamados “grandes” de México, es decir América, Cruz Azul o Chivas, lejos de sentir orgullo no sabría si morirme de coraje o morirme de vergüenza.
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Levante la mano el que odie a los Pumas. Ahora levántela el que odie al Pachuca.
Fuera de algunos americanistas rijosos que no se cansan de ponerse en la madre con todo lo que huela a CU, los dos equipos casi no generan antipatía. Son los chicos buenos de la película. Bien peinaditos, de suetercito, llevan su sándwich de atún al recreo y siempre sacan buenas notas. Ojo que no me burlo de ellos. Todo lo contrario.
En este país donde siempre leemos el instructivo al revés, ellos son ejemplo de cómo hacer bien las cosas. Pachuca pasó de ser el cuadro del que todos nos burlábamos en secundaria a ser una organización sólida, respetada, y triunfadora en todo lo que toca. Hoy en día tiene una Universidad bien estructurada y un Congreso del Futbol al que han venido Cruyff, Valdano y Maradona. En 10 años ha ganado 5 campeonatos de liga y fue el primer equipo mexicano en ganar la Copa Sudamericana. Lo hizo en Santiago de Chile, en estadio repleto, contra Colo-Colo y frente a Michelle Bachelet.
Pumas no se queda nada atrás. 5 campeonatos, un montón de semifinales y dos apuñaladas por la espalda: la de La Corregidora en el 85 donde un árbitro vestido de azulcrema les quitó el derecho a coronar su mejor campaña, y la de la final de la Sudamericana en el estadio de Boca donde Abbondazieri, a la postre el héroe del partido, jugó gratis al no ser expulsado por una clara falta.
Mira nada más, parecen no existir motivos para rechazarlos. O tal vez sí. Pachuca es transmitido por Televisión Azteca que en los últimos años se ha empeñado en lograr lo que parecía imposible: ser más malo que Televisa. Imagino la transmisión del próximo domingo donde Christian Martinolli y Los Protagonistas aprovecharán cada falta y saque de banda para anunciarte “al término de este partido no se pierda La Academia Plus” o alguna otra mamada así y francamente me dan más ganas de jugar FIFA.
Pumas tampoco se salva pues en la máxima casa de estudios tenemos las transmisiones de Televisa, donde siempre te dan las gracias por tu preferencia, te dicen “ojalá que estés a gusto allá en casita” y al primer gol te meten un pinche globo de Telcel que no te deja ver nada. Todo ello narrado por el “Perro” Bermúdez y comentado por Ricardo Peláez Linares.
En verdad que si a alguno de los dos equipos los transmitiera canal 11, ESPN, FOX, History Channel, MTV o el que fuera, lo apoyaría en la final. Como no es así, suerte al mejor y que Diosito decida.
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2 comentarios:
¿Qué gane el mejor? Eso es lo que merecen los Pumas, acaso?
De acuerdo. Las televisoras son una mierda, pero son lo unico que tenemos. Asi que entre las dos yo le voy más a Azteca.
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