8 ago 2009

ULTIMÁTUM A BRASIL



El 15 de Junio de 1970 millones de mexicanos despertaron con un profundo sentimiento de orfandad. El motivo: un día antes Italia había dejado fuera del Mundial a México. De nada sirvieron la altura de Toluca donde se jugó el partido ni todos los meses de preparación. El Tri quedó eliminado y dejó al pueblo vestido, alborotado y hambriento por festejar algo.

Entonces vino el flechazo de Brasil. Con figuras como Pelé, Carlos Alberto y Rivelino era natural apoyarlos; pero por la forma en que vengaron a México al golear a Italia en la final les entregamos un certificado de adopción.

Desde entonces los mexicanos hemos sido buenos padres. O buenos aficionados, pues. No ha habido un solo mundial en que dejemos de apoyar a la verdeamarelha. Ni siquiera cuando en Italia 90 quisieron jugar como alemanes. Siempre estamos ahí con la camisa de México en el pecho y la estampa de Brasil en la defensa de la combi. Los queremos tanto que reservamos el clímax de nuestras bodas para la música brasileira.

Les hemos dado nuestro amor, nuestra fidelidad, nuestros aplausos y nuestras lágrimas. ¿Y ellos qué nos han dado a cambio, además de Cabinho, Sinha y Leandro Augusto? A Roberto Carlos, Nelson Ned y las canciones de Xuxa.

Qué relación más injusta. Tienen que darnos algo más, algo que equilibre la balanza. Vamos a ver: ¿Petróleo? No gracias, nosotros también tenemos. ¿Más futbolistas? Tampoco, ya vimos que al mejor brasileño-mexicano ningún técnico de la selección lo llama. ¿Qué tienen ellos que nosotros no tenemos? ¿Qué cosa falta en nuestros estadios que en los de Brasil se puede ver en cualquier fila? No es difícil adivinar. Vamos, por algo los bikinis más delgados se diseñan en Rio. Mujeres guapas, no le busques más.

Así pues llegó el momento de modificar nuestro contrato: o nos empiezan a mandar aficionadas como las de las fotos, o los mexicanos dejamos de amar a Brasil y empezamos a irle a Argentina (de dientes para afuera, claro está). Necesitamos una respuesta inmediata. La embajada gaucha me queda de camino al trabajo y nuestros amigos pamperos, que nunca han sido los más queridos fuera de su país, nos esperan con los brazos abiertos.

Hermanos brasileños, contamos con ustedes.



2 comentarios:

Anónimo dijo...

Qué tenemos que hacer? Yo le entro.

Anónimo dijo...

Y QUÉ LAS PORRISTAS DEL CRUZ AZUL NO CUENTAN... PINCHES MALINCHISTAS!!