3 ago 2009

Maracaná con ojos mexicanos


Cuando uno entra al Estadio más sagrado de Brasil la primera impresión que tiene es esta: Azteca 1 – Maracaná 0.

Bueno, al menos para los que venimos de México y hemos asistido al Coloso de Santa Úrsula cuando está lleno a reventar. Como la noche en que mi papá me llevó por primera vez. Fue en la inauguración del Mundial Juvenil del 83, donde 120 mil personas vimos a la selección mexicana empatar a uno con un equipo australiano que poco o casi nada sabía de futbol. El rito nocturno de aquel día inició con el resplandor del Azteca a la altura de Perisur, continuó con la búsqueda desesperada de un lugar de estacionamiento y llegó a su clímax con el himno nacional y la anotación de los nuestros.

Han pasado 27 años de aquel juego y he visto muchos partidos en muchos estadios. Pero ni una semifinal de la Libertadores en el Monumental de Buenos Aires entre River y Boca, ni el partido de México contra Argentina en Leipzig o un Atlas contra Guadalajara que sacó chispas en el Jalisco han sido capaces de ganarle al Azteca. En el andar de mi memoria el Estadio Azteca ha sido el único capaz de superarse a sí mismo. Lo hizo en la final América–Chivas del 84, en la de América–Pumas del 91 y en varios partidos de la Selección Mexicana.

Quedé vacunado, pues, contra las credenciales de cualquier cancha. Contra todos los blasones de sus equipos y los cantos de sus porras, barras, o torcidas, como quiera que se llamen. Contra su historia, señor chofer-guía que nos llevó al estadio-catedral carioca, también quedé vacunado. No me impresiona su crónica del “Maracanazo” ni todos los suicidios que se dieron desde Ipanemá hasta Copacabana. Tampoco el gol mil de Pelé ni la imbatibilidad de la “verde amarelha”. En el templo Tenochca que alguna vez se llamó “Guillermo Cañedo” tuvimos la “Mano de Dios” y el gol más hermoso de la historia en un mismo día, en un mismo partido, en la misma mitad del juego y con apenas 20 minutos de distancia. Es ahí queridos cariocas donde se encuentra la única cancha que ha albergado dos patadas iniciales y dos partidos finales de Copas del Mundo. Fue en el Azteca y no en Santos o Sao Paulo donde el más grande Dios brasileiro alcanzó el cenit de su reinado.

Por eso los mexicanos de la grada no somos fáciles de impresionar. Sobretodo cuando el tablero electrónico del Maracaná no prometía un juego que pudiera darle pelea al Estadio Azteca. En esta esquina el famosísimo y adorado Flamengo, que a pesar de ser séptimo en la tabla todavía puede aspirar a entrar a la Libertadores. En la otra el Club ¿Náutico? ¿En serio así se llama? Sí joven, me dijo un compañero de asiento. Viene de Pernambuco y como sólo ha ganado 11 puntos es el último lugar de la tabla. Aun así pagaron boleto unas 70 mil almas. Al principio no se notan porque hay 80 mil asientos vacíos. Pero al arrancar el partido empiezan la batucada y los cantos al tiempo que la Torcida de los “Dragones” ondea banderas con la imagen de Zico y de Adriano.

Carajo, ¡cómo hacen ruido! Cómo le gritan a sus jugadores que por cierto están abajo1-0. Pero qué más da, la gente igual canta, baila y las tribunas se mueven como gelatina. Luego a 10 minutos del final cae el gol del empate y el Maracaná abre sus fauces rugiendo con todas sus putas fuerzas. ¡¡No mamar!! Ahora sí parece el estadio que alguna vez fue capaz de albergar a 220 mil personas. Agárranse de las manos, manos. ¿Será que subestimamos al Estadio Jornalista Mario Filho? ¿Habrá perdido el Azteca su invicto? No, para nada. El gol pasa y con él vuelven al estadio los enormes huecos con asientos de plástico y cemento. Vuelve el ritmo lejano de la samba y llegan el efecto del calor y las caipirinhas del día anterior. Estoy mareado en la última fila pero no me daría miedo irme al suelo. En este estadio con forma de plato sopero si te tropiezas llegas a la cancha rodando y no en caída vertical como en el Monstruo de la Calzada de Tlalpan.

Ahí va un gol más del Azteca, esta vez a pase de Newton. Azteca 2 - Maracaná 0.

Fotos y texto: MD

6 comentarios:

Alberto dijo...

De acuerdo contigo, el Estadio Jornalista Mario Filho está más "tendido" que el Olímpico Universitario.
Sólo en una cosa, pienso, es superior el Maracaná al Azteca: Por algo asi como 12 reales, en días que no hay partido (yo fuí un martes), tienes derecho a entrar al museo, a los vestidores y pisar el césped (previa persignada y jalón de pasto -¡a huevo!-).
Empatan en que en los rumbos aledaños puedes perder algo más que la virginidad.

Anónimo dijo...

Pienso que te faltaron algunos detalles. Hay que poner más atención!

Editor dijo...

Uy, sí es cierto "Anónimo". Creo que no puse la dirección del Estadio. Una disculpa mano.

Anónimo dijo...

Oh really good Information I really impress on that

Thanks a lot.... my blog

REGUEIRO dijo...

fui al Maracaná hace como dos años y la verdad sentí lo mismo que dice el post, de que por más historia que este estadio tenga no le gana al Estadio Azteca. Eso que me tocó un juego del Flamengo contra el Botafogo y el estadio estaba lleno pero ni siquiera asi se le asemeja a la grandeza del Azteca en un clásico o en un juego de México.

Anónimo dijo...

Bueno...mi encanto conocer a el estadio Azteca, pero no es comparable a el Maracana...Ademas no necesitamos su pasion por nuestro futbol...entonces..nos quedamos con las chicas y con un futbol de primer nivel...Ustedes? Pelean con Honduras por la clasificacion...
Saludos brasilenos