14 may 2009

Mi otro Mundial

Durante el Mundial de Alemania 2006 viví los primeros 3 partidos de México en cada uno de los países contra los cuales le tocó jugar. El primero lo vi en Teherán, en el lobby de un hotel muy cercano al bazar. El segundo en una playa de Luanda, donde una cervecera local colocó pantallas gigantes para beneplácito de miles de morenazos. El tercero en un bar de Lisboa que ese día y a esa hora estaba lleno de oficinistas. Cuando llegaron los cuartos de final México tenía 4 posibles rivales: Yugoslavia, Costa de Marfil, Holanda y Argentina. Le aposté todo a Amsterdam, Belgrado o Abidjan , pero al final jugamos contra el único país al cual, por razones de presupuesto, me era imposible viajar. No fui a Argentina y sí al Leipzig Arena. Y ahí, rodeado por la barra de Gimnasia y Esgrima, una vez más vi a México desde territorio rival. Aquí van algunas fotos.





Lo que sigue es un artículo que escribí para Soccermanía, tan pronto terminó el partido México - Angola.


Como cualquier otro mexicano quería con toda mi alma que nuestra selección le ganara a Angola. Es más, que la goleara. Pero ya en pleno partido cuando el árbitro pitó el final, el 0-0 me supo a gloria.

No, no soy ni de los que se alegran porque le vaya mal a la selección ni de los que siempre la están criticando. Soy simplemente el único mexicano que había entre cientos de angoleños que coreaban cada pase de su equipo, cada tiro, cada toma cerrada en televisión como si se tratara del gol de Maradona. Porque en este país que pasó 30 años peleando una guerra civil, no hay nada que borre las diferencias entre un bando y otro como la selección de futbol. Por eso desde muy temprano la playa frente a mi hotel estaba llena de banderas de Angola y con las tribunas listas. Todo cortesía de una cerveza local que también se encargó de instalar un par de pantallas gigantes y de organizar la fiesta que se escucha hasta mi cuarto.

Así es, mientras los monumentos en México deben estar vacíos la capital angoleña celebra: he visto coches que pasan tocando sus bocinas, policías sonando sus silbatos, camiones de militares con los rifles en alto, personas envueltas en banderas, negros tocando los tambores, niños corriendo por todas partes y mujeres guapas cantando canciones que en el estribillo repiten “Angola”. La gente se ve tan contenta que hasta dan ganas de salir a caminar por la ciudad. Qué bueno, porque desde que llegué a Luanda el ambiente ha sido tan complicado que en más de una ocasión me pregunté, ¿qué carajos hago aquí?

Para llegar hasta Angola tuve que tomar un vuelo de Terán a Londres, otro de Londres a Sudáfrica y finalmente uno de ahí a Luanda. Después de tantas horas de vuelo te quieres bajar del avión, ir directo al hotel, darte un regaderazo y tomarte una cerveza. Pero aquí todo es caro, todo es peligroso, no hay cajeros automáticos, no hay embajada de México, un piquete de mosco te puede provocar malaria, la gente te acosa para exigirte cigarros y encontrar hotel fue toda una proeza. Además traer la camisa de la selección nacional, así sea solamente para tomarte una foto, te puede costar los dientes.

Ya durante el partido el ambiente no mejoró. Me crucé a verlo a la playa y escogí un lugar discreto cerca de una de las pantallas, pero no faltó quién se me acercara para preguntarme en
un tono nada amigable de dónde era. En el primer tiempo fui de Uruguay, en el segundo tiempo de España y cerca del final del partido cuando me di cuenta que la nacionalidad les daba lo mismo siempre que no fuera portugués o mexicano, terminé siendo de Satélite. Pero aunque nadie supiera mi nacionalidad el resultado del partido todavía podía afectarme. La multitud llevaba horas tomando y no faltaba quien estuviera armado. Por eso cuando el árbitro silbó, al igual que los africanos sentí como si hubiéramos ganado.

Ricardo La Volpe no debe estar nada contento. Pero los angoleños y mi mamá seguro que sí.





2 comentarios:

mayela dijo...

Wow, me encanta, suena muy peligroso pero nunca lo vas a olvidar y seguramente aquellos que lo leimos tampoco, me imagino perfecto todo lo que escribes. Chiqui suerte que regresaste, que hubieramos hecho sin ti!!!

azg12 dijo...

No puedo creer que esta entrada tan buena tenga solo un comentario.
Mis respetos, nada como viajar y qué bueno que si tienes los recursos, hayas tomado como pretexto el Mundial de fútbol y hayas conocido lugares tan exóticos. No cualquiera se avienta a "ir contra la corriente", sobre todo solo.