13 abr 2009

Si a la vida la rigieran las estadísticas

Autor: Ariel Soto

Yo sería agente de ventas, me llamaría José o Juan, me apellidaría García o Hernández. Habría conocido el mar a los cinco años con tres meses. Ocho de cada diez novias mías me dirían “gordo” de cariño. Estaría casado desde los veinticuatro punto tres años. Tendría tres hijos, dos niñas y un niño. El primero se llamaría como yo. Mi mascota sería un perro labrador llamado Firulais. Manejaría un Chevy blanco. Mi grado de escolaridad sería de secundaria. Votaría por el PRI en las próximas elecciones. Me sentiría esperanzado por Obama. Sería católico y temería del Apocalipsis. Odiaría a los españoles por habernos conquistado. Ahora mismo estaría escuchando “Se me olvidó” de Kalimba. Sabría de qué se trata la novela de “La fea más bella” (aunque creo que con el puro nombre ya sabemos). Mi miedo más grande sería a las arañas. Hablaría inglés al ochenta por ciento, lo leería perfecto pero me fallaría la pronunciación. Comería tacos cuatro punto tres veces por semana. Compraría el periódico Metro (el que siempre trae un muerto en la portada). Mi peli favorita sería Titanic por ser una gran historia de amor. Padecería disfunción eréctil después de los cuarenta y dos años e hipertensión después de los treinta y cuatro. Leería menos de un libro al año, ese sería el Código Da Vinci e iría en la parte donde María Magdalena resulta ser la mismísima esposa de Jesús. Me sentiría satisfecho conmigo, aunque reconocería haber sufrido algún grado de depresión en mi vida. Al pasarme de Bacardís blancos me acordaría desconsolado de alguna novia imborrable (seguro una que no me decía “gordo”). Tendría en promedio tres amantes durante mi vida y mi mujer, un amor extramarital nunca confesado para proteger a sus hijos. Viviría hasta los setenta y dos años, siendo la causa de mi muerte diabetes mellitus. Mi tumba tendría alguna inscripción sacada de algún libro de Paulo Cohelo y mi familia me visitaría en dos ocasiones por año además del día de muertos.
En el fut aprendemos que uno no se enamora de números.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Y... si a la vida la rigieran las estadísticas nadie hincharía por el Atlas. ¿Cuántos años son de no campeonar? ¿85 ya?

Anónimo dijo...

NO MAMES. EN ESTA NOS LA LLEVAMOS PINCHE NACO.