Verde que te quisiera verde
Finalmente, y tras las actuaciones del
conjunto mexicano que han ido de pobres a paupérrimas en esta Copa Oro 2015, la
etapa de romance entre el representativo nacional y la afición pareciera haber
llegado a su fin. Sin embargo lo que realmente me resulta incomprensible es que
dicho enamoramiento haya existido en algún momento durante el proceso
encabezado por Miguel Herrera, y digo lo anterior sustentado en un argumento
muy sencillo: el antiamericanismo.
Tras el rotundo fracaso en el proceso del
Chepo de la Torre y la lamentable falta de respeto a Víctor Manuel Vucetich, a
la Femexfut no se le ocurrió otra cosa que irse “a la segura” y convocar al
técnico de moda para que dirigiera a la verde, y para que el plan no fallara el
estratega debería convocar a sus jugadores de confianza, a sus incondicionales,
tiñendo así de color amarillo al equipo de todos.
En ese entonces la afición se volcó con todo
para apoyar a esa escuadra bombera que resolvió un trámite por demás sencillo
contra Nueva Zelanda y ganar así el pase a la justa mundialista. Jamás
entenderé tal soporte incondicional, primero porque se trataba de un Club
América haciéndola de selección impostora, pues al igual que millones de
aficionados detesto a los de Coapa y todo lo que representan. Mi segundo motivo
para cuestionar las ovaciones durante esos dos partidos es que creo firmemente
que no haber ido a Brasil 2014 hubiera sido el cisma que podría haber generado
cambios de fondo en el balonpie de nuestro país.
El conjunto de Herrera goleó de manera
descomunal a los oceánicos. Fueron a Brasil, donde se jugó un partido
espectacular contra Croacia, se tuvieron unos octavos de alarido contra Holanda
y no se trascendió. Fueron eliminados en la misma etapa que ediciones pasadas y
el ya merito se prologó por al menos otros cuatro años, mismo tiempo en el que
males como el patético formato de competencia en la liga local, así como con
los cinco extranjeros permitidos, las decenas de naturalizados y la casi nula generación
de espacios para que los chavos de fuerzas básicas se hagan de una trayectoria
en primera división seguirán azotando al fútbol mexicano.
Una vez pasado el furor mundialista, y habiéndose
colgado durante más de un año del tristemente célebre #NoFuePenal, el piojo
herrera y sus convocados revelan sus verdaderos valores televisos, esos mismos que han hecho del Club América ser merecedor
de la antipatía de un enorme sector de la afición.
Y es que cuando en el cuadro titular figuran
nombres como Peralta, Aguilar, “Maza”, Reyes, Layún y Ochoa, uno no puede dejar
de ver al conjunto de Coapa como representativo nacional. La complicidad del
arbitraje también es un reminiscente cien por ciento americanista, haciendo
valer la condición de que la “camiseta” tiene un peso por sí misma. Por si esos
factores no fueran suficientes entonces hay que destacar la soberbia
desplantada a través de hashtags que van del cinismo como #NoFuePenalyQué a lo funesto y fascistoide #DeQuéLadoEstás?
Muy a pesar de que los aztecas se han complicado
la calificación a los mundiales de 2002; 2010 y 2014, o de ni siquiera se obtuvo
el derecho a competir en Beijing 2008, México mantiene su etiqueta de “gigante”
en Concacaf y por tal motivo es la escuadra a vencer, aquella ante la cual
todos dan su mejor partido; ¿les suena familiar? A mí sí, y tristemente me
parece que la selección nacional hoy más que nunca se ha convertido en el Club
América de la región. No nos extrañe que de ganar la Copa Oro nos sorprendan
con el bien conocido #OdiameMás y
que los hermanos de Norte y Centroamérica, así como los caribeños sigan tal
provocación al pie de la letra.